El desarrollo de la capital del departamento de Ñeembucú, que fue fundada el 12 de octubre de 1779, está ligado profundamente a la inmigración italiana, aunque su riqueza y valor históricos provienen, incluso, desde antes de su fundación, hace 233 años.
Pilar cumple este viernes 233 años de su fundación. Foto Juan José Brull |
Por Celia Mendoza
celia-mendoza@uhora.com.py
La
llegada a la zona del inversionista europeo, Paolo Federico Alberzoni,
marca un antes y un después en el despegue de esta comunidad que
consiguió superarse pese a una serie de adversidades entre las que se
citan el aislamiento que soportó durante años por la falta de una ruta
pavimentada y la inundación de 1983.
Uno
de los acontecimientos que sin dudas marcan la historia económica,
cultural y social de Pilar es la instalación de la fábrica Manufactura
de Pilar SA, en el año 1931, de la mano del italiano Paolo Alberzoni.
El
profesor Carlos Alberto Mazó recuerda que el inversionista italiano
Paolo Alberzoni llegó a Pilar cuando los inmigrantes de aquel país ya
estaban consolidados.
Desembarcó por primera vez en 1929 y quedó sorprendido por la cantidad
de extranjeros con los que se encontró, destaca el historiador, que para
contextualizar ese importante momento de la vida económica, social y
cultural de la ciudad rescata también parte el proceso de asentamiento
de los inmigrantes europeos, principalmente italianos, que fueron
llegando a la capital del Departamento de Ñeembucú.
Mazó
refiere que los italianos llegaron a Pilar después de la Guerra del 70,
a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y que se encontraron
con una sociedad culta porque la contienda contra la Triple Alianza
había seleccionado a la gente.
"La
guerra hizo que Pilar se despoblara durante la contienda y cuando esta
acabó quedaron pocos ciudadanos de condición humilde; la gran mayoría
falleció; mientras que la gente culta que había abandonado la comunidad
regresó", cuenta el profesor.
Según
Mazó, a Pilar prácticamente no vinieron inmigrantes agricultores. Él
solo conoce un caso, el resto se dedicó a la ganadería o al comercio.
Además, la mayoría de los migrantes que desembarcaron en la entonces
denominada Perla del Sur fueron muchachos solteros y acaudalados.
Eso
produjo una simbiosis muy importante, resalta el profesor. Esos jóvenes
cultos y con capital para invertir no solo se afincaron en la ciudad,
sino que también contrajeron matrimonio con las mujeres pilarenses, que
dieron origen a una segunda generación de italianos, que a su vez formó
pareja en ese mismo círculo.
Élite
social. Así fue como con el tiempo la mayoría de los inmigrantes se
emparentaron y conformaron una élite social muy importante, que influyó
decididamente en la vida de los ciudadanos de aquellos tiempos, incluso
en la vestimenta.
La
casa de Juanita Pesoa, amor de juventud de Francisco Solano López y
madre de tres de sus hijos. La vivienda, ubicada sobre la calle
Alberzoni casi Teniente René Ríos, data de principios del siglo XIX y
ahora pertenece a la familiar Silva Pinar
"Ellos
enseñaron una vida en sociedad, una vida culta e influyeron en la
vestimenta. Los hombres vestían trajes y debajo de la camisa era
obligatorio llevar sudadera para que el sudor no se impregne a la
camisa, estaban siempre bien afeitados, incluso debajo del brazo y el
cabello siempre bien peinado; enseñaron la distinción", expresa.
En
ese escenario llegó Paolo Federico Alberzoni, cuya presencia marca la
era de la industrialización en el departamento. Las autoridades de 1929
también hicieron lo suyo en este proceso de instalación de la primera y
más importante fábrica textil del país.
Banco Nacional de Fomento, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, construido por don Pilade Valoriani, en 1922
Las
autoridades recibieron a Alberzoni con una fiesta ofrecida en su
homenaje en el entonces Hotel del Puerto, que funcionaba en lo que hoy
es la Casa de la Cultura. Allí el industrial confesó que se sentía en
Europa, puesto que se encontró con árabes, portugueses, franceses,
suizos y, por supuesto, con una enorme comitiva de italianos, lo que
influye en su decisión de venir a asentarse en la zona.
Inmigrantes de otras naciones
Si
bien es cierto, los inmigrantes italianos fueron mayoría y legaron a
la ciudad la cultura y el trabajo, Mazó recuerda que el aporte de
portugueses, franceses y árabes, así como de otros extranjeros que se
afincaron en Pilar también fue muy importante.
Los
árabes, por ejemplo, introdujeron el concepto de ventas ambulantes,
llegando con sus productos a diversas localidades del departamento y
adquiriendo de esas comunidades lo que podría servir en la ciudad.
Y se hizo la luz
En
coincidencia con el aniversario número 54 de la ciudad, Manufactura de
Pilar fue responsable de alimentar con energía eléctrica al municipio.
Esa fue la primera actividad de la industria de Alberzoni, que
posteriormente puso a funcionar la tejeduría con 20 mujeres y dos niños,
Hércules Alliana y Pochito Azarini.
"Tomás
farolero vio con pena cómo el 12 de octubre de 1931 la ciudad comenzaba
a iluminarse sin su intervención. Anterior a esto, el hombre era el
responsable de encender los faroles que funcionaban a querosén para
realizar el acto que ese día era sustituido por la invención de la
tecnología. Tomás comprendió también que ese día se quedó sin trabajo",
relata el historiador Carlos Mazó.
Uno
de los hechos que marcaron el inicio de la alta producción de la
industria textil fue la Guerra del Chaco, durante la cual Manufactura de
Pilar operó 24 horas para abastecer con telas para el uniforme
verdeolivo de las tropas paraguayas; también proporcionaba tela para
mosquitero y un tipo de lienzo para la ropa interior de los soldados.
Los extranjeros y la Guerra del Chaco
Durante
tres años, Manufactura de Pilar fue uno de los más importantes
proveedores del Estado, según Mazó, quien añade que así como Alberzoni,
otros inmigrantes tuvieron una participación activa en la defensa
nacional.
Un
caso mencionado fue el de don Pilade Valoriani, quien dejó de producir
tablas, tablones y vigas para dedicarse a la fabricación de piezas de
madera para la montura que se utilizaba en la guerra.
Además,
algunos descendientes de italianos, como el teniente Mazzei, Fosatti,
Azarini, fueron como voluntarios en el frente de batalla.
Los redentoristas
La
llegada de los padres redentoristas a Pilar también está profundamente
ligada con el desarrollo de la sociedad local, porque estos inmigrantes,
además de pregonar su fe y evangelización, apostaron desde su venida a
la educación. Una de las primeras obras fue la creación del Colegio
Italiano Santo Tomás, que en principio funcionó como una institución
exclusiva de niñas y con el tiempo pasó a ser mixto.
También en sus inicios ese colegio estuvo manejado por los redentoristas y en la actualidad está subvencionado por el Estado.
La Casa de la Cultura, ubicada en 14 de Mayo, frente a la Plaza del Soldado Pilarense |
Con
la creación de otras instituciones educativas, entre las que se
mencionan guarderías, escuelas y más colegios, administrados por la
Fundación Redentorista de Obras Sociales y Educacionales de Pilar
(Frosep), esta congregación continúa influyendo en la educación de los
niños y jóvenes de Pilar.
La
última inmigración italiana se registra con la venida de Giuseppe
Bricci, a quien Mazó considera un héroe civil, que como sus demás
compatriotas no solo se afincó en esta urbe, sino que además se casó con
una pilarense y contribuyó con la defensa de la ciudad durante la
inundación de 1983, invirtiendo en maquinarias y trabajando a la par de
otros pobladores
Fuente: ultimahora
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