En nuestro país hay un proyecto para combatir un hongo de la soja
Científicos en EEUU han perfeccionado un sistema de envío de información a las células través de un virus.
13/10/2012
Científicos
de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, consiguieron
recientemente enviar información a través de bacterias, inaugurando de
esta forma lo que describieron una “internet biológica” o “Bi-Fi”, según
se publica en el Journal of Biological Engineering.
La estudiante de doctorado Mónica Ortiz y el profesor de bioingeniería Drew Endy, utilizaron un virus llamado M13, que tiene dos características clave: una vez que invade a su víctima no es letal y puede envolver o “empaquetar” cadenas de ADN con grandes cantidades de información. Unos 40.000 pares de bases pueden ser “empaquetadas” en el virus mensajero y funcionan como los unos y ceros en los sistemas informáticos.
“En nuestro sistema, el mensajero o canal es la partícula bacteriófaga y el mensaje es la secuencia de ADN que hemos elegido codificar. Puesto que podemos cambiar la secuencia que deseamos enviar y mantener la misma partícula vehículo, hemos efectivamente separado al mensaje de su canal”, dijo Ortiz en una entrevista. “Si la red de comunicación se basa en azúcar los mensajes están limitados a más azúcar, menos azúcar, o no azúcar”, explicó a su vez Endy. Los bioingenieros pueden programar células con M13 para comunicar mensajes mucho más complejos, como “comenzar a crecer”, “dejar de crecer” o “producir insulina”.
A nivel local
Por avanzado que parezca, en nuestro país también se están realizando experiencias con este tipo de virus. El investigador Pablo Sotelo, del departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) también trabaja con los bacteriófagos M13 que se usaron en el experimento de Stanford.
Asegura que a partir del uso de estos “vectores” se pueden producir vacunas, proteínas recombinantes, trabajar en biocombustibles y en muchos otros aspectos de aplicación práctica. “De hecho estamos planteando un proyecto para combatir el hongo Tassi (Macrophomina) en los cultivos de soja, en una investigación conjunta con el Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO)”, señaló.
Desde hace 6 meses en el país, Sotelo se especializó durante 9 años en Chile, especialmente en el Centro de Inmunobiotecnología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (U.Ch.), donde obtuvo el grado de Doctor en microbiología.
Sotelo recuerda que el M13, “es una herramienta ampliamente usada, porque es capaz de transportar información y mediante ciertas estrategias las puedes direccionar a ciertos tipos celulares”. Destacó que la novedad del experimento de Stanford está en “el uso que de estas herramientas están haciendo equipos de ingeniería genética, que trabajan con estas visiones conceptuales”.
Por ello se plantea la posibilidad de usar los bacteriófagos M13 como agentes para la regeneración de tejidos, cuestión que según el especialistas es posible “en lo conceptual, pero su desarrollo llevará todavía un tiempo importante, es una posibilidad a largo plazo, al igual que las biocomputadoras”, apuntó.
La estudiante de doctorado Mónica Ortiz y el profesor de bioingeniería Drew Endy, utilizaron un virus llamado M13, que tiene dos características clave: una vez que invade a su víctima no es letal y puede envolver o “empaquetar” cadenas de ADN con grandes cantidades de información. Unos 40.000 pares de bases pueden ser “empaquetadas” en el virus mensajero y funcionan como los unos y ceros en los sistemas informáticos.
“En nuestro sistema, el mensajero o canal es la partícula bacteriófaga y el mensaje es la secuencia de ADN que hemos elegido codificar. Puesto que podemos cambiar la secuencia que deseamos enviar y mantener la misma partícula vehículo, hemos efectivamente separado al mensaje de su canal”, dijo Ortiz en una entrevista. “Si la red de comunicación se basa en azúcar los mensajes están limitados a más azúcar, menos azúcar, o no azúcar”, explicó a su vez Endy. Los bioingenieros pueden programar células con M13 para comunicar mensajes mucho más complejos, como “comenzar a crecer”, “dejar de crecer” o “producir insulina”.
A nivel local
Por avanzado que parezca, en nuestro país también se están realizando experiencias con este tipo de virus. El investigador Pablo Sotelo, del departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) también trabaja con los bacteriófagos M13 que se usaron en el experimento de Stanford.
Asegura que a partir del uso de estos “vectores” se pueden producir vacunas, proteínas recombinantes, trabajar en biocombustibles y en muchos otros aspectos de aplicación práctica. “De hecho estamos planteando un proyecto para combatir el hongo Tassi (Macrophomina) en los cultivos de soja, en una investigación conjunta con el Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO)”, señaló.
Desde hace 6 meses en el país, Sotelo se especializó durante 9 años en Chile, especialmente en el Centro de Inmunobiotecnología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (U.Ch.), donde obtuvo el grado de Doctor en microbiología.
Sotelo recuerda que el M13, “es una herramienta ampliamente usada, porque es capaz de transportar información y mediante ciertas estrategias las puedes direccionar a ciertos tipos celulares”. Destacó que la novedad del experimento de Stanford está en “el uso que de estas herramientas están haciendo equipos de ingeniería genética, que trabajan con estas visiones conceptuales”.
Por ello se plantea la posibilidad de usar los bacteriófagos M13 como agentes para la regeneración de tejidos, cuestión que según el especialistas es posible “en lo conceptual, pero su desarrollo llevará todavía un tiempo importante, es una posibilidad a largo plazo, al igual que las biocomputadoras”, apuntó.
Fuente: lanación
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente aqui