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lunes, 31 de agosto de 2015

Una santaniana en la Universidad de Nueva York Monroe College


Una vencedora

Por Nancy Duré Cáceres, ABC Color

 
Para Maribel Portillo, jugar al fútbol es lo mejor que le pudo haber pasado. Poder hacerlo con alto rendimiento le significó una beca para asistir a la Monroe College y jugar en NJCAA (National Junior College Athletic Asociation). 







“Yo soy Maribel Portillo, soy santaniana y nací con mi abuela”, arranca aceleradamente la joven que se ganó una beca para asistir a la Universidad de Nueva York Monroe College y jugar futbol en la NJCAA.

Para ella, jugar al fútbol representa su vida entera. Emprendió su camino deportivo en la ciudad de Santaní, donde se crió con sus abuelos. Con permanente sonrisa, evoca aquellos años de su niñez cuando iba “al almacén” y se quedaba por el camino a jugar fútbol, con el consabido castigo que le esperaba. “Tenía siete años, más o menos... Me ocupaban y yo me iba volando con la bicicleta, y después dejaba mi mandioca y todas mis cosas a un costado para jugar, hasta que mi abuela venía a buscarme gritando: ‘Nde mitãkuña’i, nde, ejejokuái va’ekue’; cuando llegaba a mi casa, me pegaban muchísimo porque no pedía permiso ni avisaba”, cuenta riendo.

Que una niña juegue al fútbol no era bien visto; por lo tanto, la abuela, doña Juana Guillermina, se mostraba reacia a los permisos. “Mi abuela no me dejaba (practicar fútbol); viste que hacia la campaña no se ve bien. Dicen: ‘Kuña ndohugái voi’. Yo por tova ata nomás me iba a la cancha”, relata.

Los consentimientos venían de parte del abuelo, don Pánfilo Portillo. “Yo le decía: ‘Abuelo, che ahugase, ikatu ahuga’, y él me decía: ‘Tereho katu che rajy ehugá’. Él me daba permiso, pero mi abuela y mi mamá no... Desde chica me gustaba jugar al fútbol y ya entrenaba luego con los hombres. Recorría todas las canchas hasta que me fui a la academia de fútbol que se llama Santaní”, recuerda.


Con cédula ajena


A los 15 años ingresó a dicha academia y entrenó de la mano del profesor Gilberto Ortega. “Jugaba con cédula ajena. Mario gua’u me llamaba, porque parecía luego un nene. Ahora ya estoy más femenina; me cuido en todo”.

El entrenador, ante su pericia, le invitó a venir a Asunción y probar suerte. No dudó ni un segundo en aceptar. Llegó a Asunción, a la casa de su madre, Marisol, solo una hora antes de lo indicado para su primer juego en la capital. “Llegué a las cinco por ahí y la práctica ya era a las seis. Le pedí a mi mamá mi cédula y me fui. Las chicas me miraban todo mal, no me hablaban luego, pero jugué y metí siete goles; ahí sí que todas ya me hablaban, me preguntaban de dónde era”, recuerda entre risas.

Después de tres prácticas ya fue llamada para integrar la selección paraguaya. Ser convocada fue una recompensa a su tenacidad. “Es una gran responsabilidad. Lo mas grande que hay es representar a tu país, ser paraguaya”, admite.

Se siente muy feliz y agradecida con esta oportunidad que se le presenta. “Al principio tuve problemas con el inglés, pero fui superando y pude pasar la prueba... Deportivamente estaba preparada, no dudaron de mi capacidad”, expresa.

¿Lo más difícil? Dejar todo. “Pero sé que es para mi bien. Mi mamá lloraba todo el día cuando le conté que iba a viajar, no creía y mis abuelos ni qué decir, pero me apoyaron, me compraron botines nuevos. Idolaite ya soy en mi casa ahora. Gracias al fútbol, legalmente, me voy a los Estados Unidos. Me costó el idioma, pero estoy superando”, asegura.

De hecho, Maribel va a tomar un curso de seis meses más para perfeccionar su dicción y, luego, dedicarse de lleno a sus estudios. “Quiero ser entrenadora y abrir una academia en Santaní”, afirma.

Está muy feliz y no es para menos. Muy centrada. Tiene sueños como todo el mundo, pero todo a su tiempo. Por ahora explota esta oportunidad. “Voy por cuatro años a estudiar, entrenar y jugar fútbol. Tengo que aprovechar al máximo”, dice.

Su posición en la cancha es de mediocampo y su número es el 10. Buen augurio. Promete seguir desarrollando, potenciando su juego hasta que sea la hora de regresar al Paraguay y poner en marcha su sueño. “El fútbol me está dando mucho. Nunca pensé, honestamente, que me iba a ir a los Estados Unidos. Me siento afortunada”.


Becas USA


La exbecaria Lorena Soto fue una de las personas que la alentó para postularse a la beca. “No tomaba tan en serio, no tenía estado, comía como una vaca, pero después me fui entusiasmando de a poco. Cuando se realizó la preselección, había seis equipos y en uno de los partidos me lesioné y lloré, porque pensé que ya no me iban a elegir, pero se dio y estoy contenta”.

Estados Unidos es el único país del mundo cuyo sistema universitario permite combinar el deporte de competición con una carrera universitaria al más alto nivel, constituyendo la antesala para el deporte profesional. Pocos son los privilegiados y Maribel se encuentra entre ellos.

En nuestro país, Becas Deportivas USA está conformada por exatletas estudiantes que atravesaron por esta experiencia y hoy sirven de nexo entre el talento paraguayo y las grandes universidades dentro de los Estados Unidos.

Todo aquel que quiera acceder a ellas debe cumplir tres requisitos básicos: nivel de inglés bueno-alto, promedio de colegio o universidad bueno-alto y experiencia deportiva. Dentro del programa de Becas Deportivas USA existen diversas opciones que ofrecen, desde preparación para exámenes TOEFL (Test of English a Foreign Language) que mide la capacidad de comprender y utilizar el idioma, y SAT (Scholarship Aptitude Test) que pone a prueba la redacción, crítica y matemáticas. Abren una puerta grande para los estudios y mostrar que no solo los hombres son buenos con la pelota.


ndure@abc.com.py

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