El académico paraguayo Juan E. Aguiar es el designado para llevar a Madrid las palabras paraguayas que formarán parte de una nueva edición del Diccionario de Americanismos de la RAE.
Una lista de palabras de uso corriente en
Paraguay será incluida en el Diccionario de Americanismos de la RAE. Foto: Archivo ÚH.
Por César González Páez | aporcesar@gmail.com
El profesor Juan E. Aguiar, miembro de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, viajó esta semana a España para presentar una lista de palabras de uso corriente en Paraguay que se han sumado en la actualidad.
Cada cinco años se reúnen miembros de las academias de Iberoamérica para actualizar el Diccionario de Americanismos que publica la Real Academia Española (RAE).
El profesor Aguiar, que como académico es el designado para esta misión, explica en esta entrevista cómo será su participación en dicho cónclave y su aporte de algunas nuevas palabras del hablar cotidiano en el país, que no figuran en este diccionario destinado a actualizar, corregir los vocablos que se utilizan en América Latina.
-Cuéntenos cuál es su misión y cuánto dura.
-Este año hemos sido invitados por tres meses por la Real Academia de la Lengua Española cuatro miembros de diferentes países para trabajar en las observaciones con relación al Diccionario de Americanismos. Esas observaciones pueden ser correcciones, adicciones, excepciones, pueden ser también excepciones que muchas veces están mal usadas, y por supuesto los modismos, que son muchísimos.
-¿Cuáles serían?
-Observo que muchas palabras usadas generalmente por políticos, intelectuales, periodistas, no figuran en ese diccionario de americanismos. Yo tengo que llevar una lista grande e incluso aportar ejemplos de uso para trabajar en las observaciones.
-¿Cuánto tiempo le demandaría ese trabajo?
-Tengo que trabajar durante tres meses en la RAE de Madrid, y van a ir este año un norteamericano que habla muy bien el español, un mexicano, un académico ecuatoriano y un paraguayo. No es que a mí se me invitó directamente, sino a la Academia Paraguaya de la Lengua Española, que decidió que fuera yo, que ya había estado en otro encuentro sobre este tema en el 2007. Yo trabajé en eso y tengo un libro publicado, Diccionario de Paraguayismos, con términos del español usados comúnmente aquí en Paraguay.
-¿Y en esas palabras que usted aporta, lleva algunos términos en guaraní?
-En guaraní muy poco, porque la regla que nos imponen allá es que un guaranismo solo puede usarse en un diccionario de español si ese término es usado por los hispanohablantes, en forma habitual. Le voy a decir un ejemplo, es el conocido "oparei" que usted y todos pronuncian. O habrá leído en los periódicos la frase que algo va a terminar en el "oparei", no tiene una traducción exacta o directa. Nosotros entendemos qué significa eso, entonces este término de pronto puede entrar. O como dice Roa Bastos en su novela "se armó un gran sarambí", que también voy a llevar porque el hispanoparlante de aquí lo usa.
-¿Qué cantidad de palabras lleva como aporte?
-Llevo muchísimas, no le puedo decir la cantidad porque todavía no terminé el trabajo. Muchas de las palabras usadas en Paraguay ya están incorporadas en el diccionario normativo. Porque hay que diferenciar el diccionario de americanismos con el normativo, que incluye palabras ya aceptadas por la Real Academia de la Lengua Española.
-Usted habrá notado también la influencia de términos en inglés que se suman a la forma de hablar.
-Eso se da mucho a través de los medios de comunicación social o en las redes sociales, entonces eso es inevitable. Lo que tenemos que hacer es adaptar la palabra, darle morfología española. Toda la vida se hizo así, incluso con el francés. Muchos galicismos se han sumado al español y ya eran usados por nuestros intelectuales hace tiempo, como Manuel Domínguez o Cecilio Báez, que hablaban perfectamente el francés y que iban incluyendo esos términos en sus escritos y entraron en el léxico paraguayo, pero cambiando de estructura.
-¿Una palabra, por más ridícula que sea, y que es escrita o dicha por muchos, hay que tomarla como normal e incluirla?
-Un ejemplo que vale sería la palabra "silvícola", que se ha cambiado por la conocida "selvícola"; sin embargo, es de una derivación culta, porque "silvícola" viene de "silva", que en latín es "selva". También hay una palabra que estoy llevando que es "ictícola" que no existe en ningún diccionario. Y todos utilizan es palabra que define la ocupación de la cría de peces en estanques. "Piscicultura" sería la correcta, pero aquí la usamos como adjetivo.
-¿Entonces es un trabajo de selección que no concluye?
-Sobre este tema tengo tres meses para comparar, incluso hay otros diccionarios de otros países y yo busco en esos materiales si algunas de esas palabras se usan aquí en Paraguay. Especialmente las palabras provenientes de Uruguay y Argentina, que compartimos o coincidimos por proximidad. Por ejemplo, la palabra "remera" no existe en ningún diccionario, algunos dicen "playera", universalmente se dice "camiseta".
-Habrá notado que la gente común, que habla como puede, muchas veces inventa palabras para poder expresarse.
-Y si, Horacio, un poeta latino del siglo I, dijo que el pueblo es el dueño del idioma, solo hay que esperar que esas palabras se extiendan, que sean de uso general, cuando ya vemos que hasta los escritores las usan. Son palabras que ingresan al vocabulario, vemos que hasta el lunfardo ha sumado palabras. ¿Quién no ha usado por ejemplo la palabra "chorro" o "pelotudo", "boludo"; eso proviene del lunfardo creado por el pueblo. El pueblo agranda el idioma como dice un eslogan de lexicógrafos.
-Otra curiosidad: ¿qué piensa de esas palabras que se usan en un momento determinado, que están de moda y después con el tiempo se olvidan?
-Un tiempo se usan y después no se las quiere incluir en el diccionario, porque siempre se espera que las palabras de moda se estabilicen. Por eso es que en los diccionarios normativos no quieren incluir porque después de un tiempo no usa la gente, y queda como algo inusual. Por ejemplo "finoli", que se usaba mucho y ahora no tanto. Por eso las inclusiones se hacen cada doce o catorce años, esperan que las palabras se normalicen.
-¿El hablar de la delincuencia ha contribuido también?
- El lunfardo es un ejemplo evidente, también la delincuencia relacionada con la droga, con palabras como "merca" y otras más.
Algunos aportes
-¿Insultos o agresiones verbales se incluyen?
-Yo no incluyo casi insultos, pero sí estoy llevando –creo que muchos académicos de otros países lo harán– esas palabras nuevas que se están creando a partir de la informática, de los teléfonos celulares. Como por ejemplo "tarjetear", "mensajear", whasapear", hay muchísimos, como "tuitear".
El Diccionario de Americanismos habla sobre cómo se expresa la gente en la actualidad en español, en las que en algunos casos cambian el sentido de las palabras, por ejemplo "planillero", "planillerear", "planillerismo" o por ejemplo "camillerear". Nosotros usamos un verbo que es "tercerizar", que no está en ningún diccionario. Solemos decir que el Estado o Essap "terceriza" una obra para que la realice una empresa privada. Otra es "gerenciar" o "gerenciamiento" que nadie usa en ningún lado.
Fuente: ultimahora
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