PERMITE CONVERTIR RESIDUOS VACUNOS EN UN SUSTITUTO DE LA LEÑA, FAVORECIENDO AL AMBIENTE
Una novedosa máquina secadora de invención y fabricación 100% paraguaya está siendo instalada en el Frigorífico San Jacinto, de la ciudad del mismo nombre de Uruguay. La máquina seca el rumen extraído del estómago de los rumiantes recién faenados, que una vez seco es usado como sustituto de la leña. Con esto se evita llenar vertederos con toneladas de un desperdicio nocivo para la atmósfera, pero que tratado es reutilizable.
La
máquina fue pensada y desarrollada por Ricardo Luis Portz Welter y la
idea se le ocurrió cuando se desempeñaba como jefe de sala de máquinas
del frigorífico Friasa, cuyos dueños le alentaron a investigar allí
mismo y le facilitaron las instalaciones, herramientas y materiales de
desecho para hacer sus pruebas.
En la actualidad, Portz posee su propio taller metalúrgico - Intercool SRL-, donde construye la máquina secadora, que ya está patentada tanto en nuestro país como en Brasil.
Diego Valdovinos, socio gerente de Sudimex SRL, empresa que se encarga de la venta y la exportación de la máquina, explicó el funcionamiento su funcionamiento. “El ganado vacuno o bovino en Paraguay se alimenta principalmente de pasto. Como son rumiantes, almacenan ese pasto en sus estómagos para la posterior masticación y digestión. Así, cuando llegan al matadero para la faena, traen en sus buches aproximadamente 40 kilos de rumen cada uno. Ese rumen no es más que pasto humedecido con líquidos gástricos”, indicó Valdovinos.
“Cuando el animal es sacrificado, se le limpia el interior y se extraen de él los órganos internos. También se abre y se limpia el estómago (que después será vendido como mondongo, librillo, etcétera) y el pasto que hay en su interior es lavado con agua a presión. El pasto y el agua son llevados a una zaranda (una especie de colador) que los separa. El agua va a la planta de tratamiento de efluentes y el pasto mojado va a un contenedor. Después, un camión retira los contenedores del matadero y lleva ese pasto mojado a algún vertedero”.
Prosiguió que “ese pasto es muy contaminante porque en su descomposición libera mucho metano, que es un gas tipo invernadero muy nocivo para la capa de ozono. Puede convertirse en abono, pero la cantidad que se produce por día es tal, que no hay quien compre tanto abono”.
Haciendo un cálculo rápido, si cada animal sacrificado trae 40 kilos de rumen en su organismo, y si solo en el Departamento Central son faenados 10.000 animales, esto produce 400 toneladas por día y no hay dónde tirar esa cantidad.
Es ahí donde entra a trabajar la máquina que toma el pasto húmedo. Primero lo prensa y luego lo esparce sobre una malla o estera que lo lleva a su interior donde es secado utilizando los gases calientes de la caldera del matadero (todos tienen una indefectiblemente) que la máquina extrae de la chimenea. El humo, después de ser utilizado, vuelve a la chimenea para ser arrojado a la atmósfera. Esos gases salen fríos, con la humedad extraída del pasto y sin cenizas por haber sido filtrados por el mismo pasto, que se convierte en toneladas y toneladas de “carbón”.
En la actualidad, Portz posee su propio taller metalúrgico - Intercool SRL-, donde construye la máquina secadora, que ya está patentada tanto en nuestro país como en Brasil.
Diego Valdovinos, socio gerente de Sudimex SRL, empresa que se encarga de la venta y la exportación de la máquina, explicó el funcionamiento su funcionamiento. “El ganado vacuno o bovino en Paraguay se alimenta principalmente de pasto. Como son rumiantes, almacenan ese pasto en sus estómagos para la posterior masticación y digestión. Así, cuando llegan al matadero para la faena, traen en sus buches aproximadamente 40 kilos de rumen cada uno. Ese rumen no es más que pasto humedecido con líquidos gástricos”, indicó Valdovinos.
“Cuando el animal es sacrificado, se le limpia el interior y se extraen de él los órganos internos. También se abre y se limpia el estómago (que después será vendido como mondongo, librillo, etcétera) y el pasto que hay en su interior es lavado con agua a presión. El pasto y el agua son llevados a una zaranda (una especie de colador) que los separa. El agua va a la planta de tratamiento de efluentes y el pasto mojado va a un contenedor. Después, un camión retira los contenedores del matadero y lleva ese pasto mojado a algún vertedero”.
Prosiguió que “ese pasto es muy contaminante porque en su descomposición libera mucho metano, que es un gas tipo invernadero muy nocivo para la capa de ozono. Puede convertirse en abono, pero la cantidad que se produce por día es tal, que no hay quien compre tanto abono”.
Haciendo un cálculo rápido, si cada animal sacrificado trae 40 kilos de rumen en su organismo, y si solo en el Departamento Central son faenados 10.000 animales, esto produce 400 toneladas por día y no hay dónde tirar esa cantidad.
Es ahí donde entra a trabajar la máquina que toma el pasto húmedo. Primero lo prensa y luego lo esparce sobre una malla o estera que lo lleva a su interior donde es secado utilizando los gases calientes de la caldera del matadero (todos tienen una indefectiblemente) que la máquina extrae de la chimenea. El humo, después de ser utilizado, vuelve a la chimenea para ser arrojado a la atmósfera. Esos gases salen fríos, con la humedad extraída del pasto y sin cenizas por haber sido filtrados por el mismo pasto, que se convierte en toneladas y toneladas de “carbón”.
14 de Diciembre de 2011 00:10
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