Poder transformador del trabajo serio
Acceso principal al campo de exposiciones de la ARP Regional Canindeyú, donde empezó una de las muestras más grandes del interior del país |
Hubo un tiempo en que del Canindeyú sólo llegaban leyendas de terror o de misterio. Se hablaba de los torrentosos y extraordinarios Saltos del Guairá que muy pocos paraguayos conocían por la falta de caminos. Esta inaccesibilidad garantizaba, por lo demás, la impune explotación del mensú en los yerbales y de los hacheros en los obrajes madereros. Gran parte de la narrativa paraguaya del siglo XX se alimentó de esas historias, reales o exageradas, que reflejaban un modo de vida medieval y penoso para los pocos paraguayos y extranjeros que se animaban a penetrar aquellos montes.
Hoy, eso ha cambiado radicalmente. Del original trazado de los departamentos de Amambay y Alto Paraná se hizo un desprendimiento que dio lugar en 1973 al departamento de Canindeyú, uno de los de mayor y rápido crecimiento de los últimos años. Este desarrollo ha significado algunos sacrificios. Los Saltos del Guairá han desaparecido para dar lugar al lago de Itaipú y aunque conserva uno de los montes continuos más grandes del país, la reserva Mbaracayú de 64 mil hectáreas, es de rigor decir que el departamento ha perdido la mayor parte de su bosque atlántico, derribado en primera instancia para obtener madera y en segunda, para habilitar campos destinados a la agricultura mecanizada.
Algunas cifras determinan el veloz crecimiento de Canindeyú. En el departamento hay cinco cabezas de ganado por habitante y un tercio de la cosecha de granos del país sale de su territorio. En Salto del Guairá existen media docena de grandes centros comerciales de escala internacional operando, dos más en construcción y un flujo turístico que inyecta anualmente unos 20 millones de dólares.
No todas son buenas noticias. Este territorio no escapa a la omnipresente delincuencia que azota al país, en especial, el narcotráfico y el contrabando. Pero lejos de ser un factor representativo del departamento, lo que podríamos llamar “una mala marca de fábrica”, es la mota negra en un panorama de resplandeciente actividad legal que está llevando a la región a mejores días de oportunidades para sus habitantes.
Su fiesta del trabajo más importante, la ExpoCanindeyú, hizo facturar en 2011, sólo en el negocio ganadero más de 22.000 millones de guaraníes y se espera que este año se llegue a niveles parecidos, pese a la crisis de la aftosa.
Todo un camino recorrido. Desde el mensú que en los años ’30 cargaba arrobas de yerba en la espalda por comida y tabaco… a un obrero de la construcción que hoy puede ganar hasta G. 100 mil por día, Canindeyú es un típico ejemplo de la transformación por el esfuerzo del trabajo dignificador. Un espejo al cual vale la pena asomarse.
Fuente: 5días
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