Una opción para dejar de ser un país que para obtener divisas dependa casi exclusivamente de rubros agropecuarios es el turismo receptivo, que puede funcionar los 12 meses del año. La instalación de hoteles pertenecientes a cadenas internacionales en polos de crecimiento alternativos a Asunción, como Ciudad del Este, Encarnación y Salto del Guairá, es un indicador positivo que necesita ser acompañado con otras medidas para que, globalmente, la oferta turística paraguaya aumente la calidad de sus prestaciones a los visitantes extranjeros.
En la semana pasada, la Radio Televisión Española (RTVE) pasó un excelente programa acerca de algunos de los atractivos turísticos del Paraguay. Con la excusa de rastrear a españoles que viven y trabajan en nuestro país, mostró estupendos escenarios que nada tienen que envidiar a sitios de otras latitudes.
La gran diferencia con países que le dan importancia a su industria sin chimeneas, sin embargo, radica en la promoción y en la infraestructura que se ofrece a los visitantes. El déficit radica en la calidad de las ofertas de hospedaje, la gastronomía y el equipamiento de los destinos turísticos.
No obstante, es innegable que en los últimos diez años hubo avances visibles en el esmero para presentar los atractivos -las misiones jesuíticas de Trinidad, Jesús y San Cosme y Damián son un ejemplo de ello, sobre todo la primera-, el mejoramiento de la hotelería y la disponibilidad de mayor cantidad y calidad de restaurantes, que habla del buen trabajo de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) en el marco de un Plan Maestro que se lleva a cabo con las limitaciones propias de la escasez de recursos económicos.
La entrada de 500.000 turistas el año pasado es un número alentador dentro de un proceso en el que paulatinamente se incrementa la cantidad de personas que llegan al territorio nacional. A medida que aumenta la demanda, sin embargo, queda al desnudo la carencia de servicios básicos indispensables.
Viendo tal situación, algunas de las grandes cadenas hoteleras del mundo echaron ojo al Paraguay. Lo novedoso y relevante de esta atención es que las inversiones en marcha se concentran en polos de desarrollo alternativos a Asunción como Ciudad del Este, Encarnación, Salto del Guairá y Pedro Juan Caballero.
El dinamismo de las economías de esas capitales departamentales y el gran movimiento de gente son factores que han incidido en la determinación de las empresas internacionales que radican su capital con el objetivo de sumarse al negocio de la captación de huéspedes.
Esa descentralización que se produce por imperio de la realidad socioeconómica gravitará en el crecimiento del país ya que -junto a otros factores- implicará, a corto plazo, que Asunción deje de ser el obligado punto de referencia para cualquier actividad con exigencias específicas.
El afianzamiento del país como destino para admirar bellezas naturales, conocer la historia a través de expresiones materiales que han sobrevivido al tiempo y disfrutar de los encantos propios de una tierra desconocida tiene que ser una meta prioritaria para todos los gobiernos.
La proximidad del campeonato Mundial de fútbol en el Brasil dentro de dos años tiene que servir de estímulo para que la Senatur redoble sus esfuerzos y para que el Congreso le permita disponer de mayores recursos para enfrentar el desafío que ya está a la vuelta de la esquina.
Para una economía como la nuestra que depende en gran medida del clima que afecta a los cultivos -el de la soja sobre todo- y de la salud del ganado vacuno, el turismo es una alternativa valiosa a la que el Gobierno y la sociedad civil le tienen que dar mayor relevancia.
La gran diferencia con países que le dan importancia a su industria sin chimeneas, sin embargo, radica en la promoción y en la infraestructura que se ofrece a los visitantes. El déficit radica en la calidad de las ofertas de hospedaje, la gastronomía y el equipamiento de los destinos turísticos.
No obstante, es innegable que en los últimos diez años hubo avances visibles en el esmero para presentar los atractivos -las misiones jesuíticas de Trinidad, Jesús y San Cosme y Damián son un ejemplo de ello, sobre todo la primera-, el mejoramiento de la hotelería y la disponibilidad de mayor cantidad y calidad de restaurantes, que habla del buen trabajo de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) en el marco de un Plan Maestro que se lleva a cabo con las limitaciones propias de la escasez de recursos económicos.
La entrada de 500.000 turistas el año pasado es un número alentador dentro de un proceso en el que paulatinamente se incrementa la cantidad de personas que llegan al territorio nacional. A medida que aumenta la demanda, sin embargo, queda al desnudo la carencia de servicios básicos indispensables.
Viendo tal situación, algunas de las grandes cadenas hoteleras del mundo echaron ojo al Paraguay. Lo novedoso y relevante de esta atención es que las inversiones en marcha se concentran en polos de desarrollo alternativos a Asunción como Ciudad del Este, Encarnación, Salto del Guairá y Pedro Juan Caballero.
El dinamismo de las economías de esas capitales departamentales y el gran movimiento de gente son factores que han incidido en la determinación de las empresas internacionales que radican su capital con el objetivo de sumarse al negocio de la captación de huéspedes.
Esa descentralización que se produce por imperio de la realidad socioeconómica gravitará en el crecimiento del país ya que -junto a otros factores- implicará, a corto plazo, que Asunción deje de ser el obligado punto de referencia para cualquier actividad con exigencias específicas.
El afianzamiento del país como destino para admirar bellezas naturales, conocer la historia a través de expresiones materiales que han sobrevivido al tiempo y disfrutar de los encantos propios de una tierra desconocida tiene que ser una meta prioritaria para todos los gobiernos.
La proximidad del campeonato Mundial de fútbol en el Brasil dentro de dos años tiene que servir de estímulo para que la Senatur redoble sus esfuerzos y para que el Congreso le permita disponer de mayores recursos para enfrentar el desafío que ya está a la vuelta de la esquina.
Para una economía como la nuestra que depende en gran medida del clima que afecta a los cultivos -el de la soja sobre todo- y de la salud del ganado vacuno, el turismo es una alternativa valiosa a la que el Gobierno y la sociedad civil le tienen que dar mayor relevancia.
Gracias Diario Ultima Hora por este artículo tan interesante y objetivo.
ResponderEliminarTambién gracias a la Senatur por el maravilloso trabajo que viene realizando ya que no sólo ingresaron más de 500 mil turistas en 2011 en Paraguay sino que además ingresaron 2.800.000 visitantes de todo el mundo, los cuales no llegan a ser considerados como turistas porque no se quedan a dormir, o duermen en campings o en sus vehóculos ya que sólo están de paso por nuestro país y además no gastan los 300 dólares por día que gasta un turista.
La tarea pendiente consiste en hacer que esos 2.800.000 se conviertan en turistas, hacer que se enamoren de nuestro país y que vuelvan siempre, así nuestra industria sin chimeneas podrá generar divisas que sustituyan y/o complementen a los productos agrícolas
muy interesante esta entrada, desde que vivo en uno de los apartamentos en Palermo que me intereso por el turismo de todo el pais y el resto del mundo
ResponderEliminargracias Mónica por tus comentarios, espero que vuelvas siempre x acá
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