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domingo, 10 de marzo de 2013

Giuliano Farina se destaca en el violín en la República Checa


Luchar, crecer y triunfar


Giuliano Farina se destaca en el violín en la República Checa. Es el primer paraguayo en integrar el Conservatorio de Praga (Pražská konzervatorˇ). Ya tocó en el festival de música sacra en el City Hall de Viena, Austria, y va por más. 


/ Guido Carvallo, ABC Color.

Formado desde los siete años con la profesora Norma Lara, “una violinista increíble”, luego en el Proyecto Sonidos de la Tierra, en el Conservatorio Nacional, filial Itauguá, Giuliano Farina Rienzi partió desde el Paraguay hasta la República Checa buscando nuevos y mejores horizontes. 

Con tan solo 18 años asumió el reto de aventurarse a un país desconocido, lejano, con la sola compañía de su violín. 

A través de AFS, programa de intercambio cultural, llegó a la República Checa donde comenzó sus estudios de violín. Después de una entrevista en checo e inglés y una audición de violín con el maestro Karel Doležal, jefe de la sección de cuerdas del Conservatorio de Praga, fue seleccionado y puesto bajo la tutoría del profesor Radím Kresta, convirtiéndose así en el primer paraguayo aceptado como alumno regular de este conservatorio. 

El profesor Kresta, durante sus estudios académicos, fue alumno de un pupilo de Leonid Kogan, el profesor Valery Gradow, en Mannheim, lo que demuestra el nivel de estudios de Giuliano y su calidad artística. 

Esto puede comprobarse a través de la página http://www.stringmastercourses.net/news/radim-kresta-1974-violin/

Y pensar que esos primeros sonidos del violín fueron como una imposición más que un gusto natural. “Mis padres, un día, simplemente me pusieron el violín en la mano y dijeron: ‘Vas a estudiar este instrumento’”. Hoy solo tiene palabras de agradecimiento para aquella decisión que tomaron cuando era un niño. “Hasta los 12 años todavía estaba medio indeciso sobre si la música era lo mío; ahora estoy más seguro y me hace muy feliz haber continuado con mis estudios. Es lo que quiero y lo que necesito”, expresa con firmeza el joven músico, momentos antes de la producción fotográfica que ABC Revista realizó en el Centro Cultural Paraguayo-Japonés.

Sus padres son sus fans número uno, por supuesto. Y aunque pasa muchos años fuera de casa, la presencia de sus seres queridos, a través de la tecnología de los correos electrónicos, aliviana la nostalgia y conserva los afectos. Los estudios también ayudan en el cometido de mitigar el “techaga’u”. 

Al ser consultado sobre su futuro, explicó sin titubeos: “Con el violín quiero llegar al Absolutorium, que es el nivel más alto de la música”. Claro que también le gustaría llevar la experiencia a lugares recónditos de todo el mundo. La música, para él, es un canal de superación, y su tarea será demostrarlo llevando un pedacito de Paraguay por todo el mundo.

Para Giuliano, su instrumento es su compañía más preciada estando lejos de casa. “Me levanto muy temprano y desayuno seis escalas en cuatro octavas”, dice entre risas. “Eso me satisface hasta la hora del almuerzo y recarga mis pilas para las clases de música que tomo a la tarde”. 

Esa dedicación y entrega ya dieron sus frutos. En el 2011 fue invitado a una gira de conciertos en Málaga, Madrid y Torremolinos, como primer violín con la Orquesta Juvenil del Bicentenario, y durante sus estudios en Trˇebíč fue invitado por su profesor, el maestro Vitek Coufal, a tocar en el festival de música sacra en el City Hall de Viena, Austria, con la orquesta de cámara, en la cual él se desempeña como concertino desde mayo de 2012.




Según el atelier Paganini de Praga, el violín de Giuliano posiblemente sea de finales del siglo XIX. Se sabe que perteneció a un alemán, cuya hija lo heredó; esta lo vendió y, finalmente, llegó a manos de nuestro entrevistado.



ndure@abc.com.py
Fuente: ABC
 

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