Con creatividad, los pobladores aprovechan la marca Tañarandy, que nació de la religiosidad y del misticis– mo, para generar ingresos. Despliegan estrategias de mercadotecnia para satisfacer a los visitantes.
Por Karen Bernal
kbernal@uhora.com.py
Tras veinte años de atracción turística, fortalecida en el último lustro, el pequeño pueblo de Tañarandy hoy en día se ha convertido en una marca vendida a nivel local y también mundial.
Atrás quedaron las procesiones lastimeras conformadas solo por los vecinos más fieles, quienes ven actualmente al yvága rape (camino al cielo) y los cuadros vivientes, como una muestra de su capacidad y a la vez un negocio por demás atractivo en los días de la Semana Santa, más aún en su punto álgido, el Viernes Santo.
Miles de visitantes concurren a la "tierra de los irreductibles" en el feriado largo, muchos de ellos con sus vehículos particulares, y pareciera que la saturación de los espacios disponibles para estacionar en Asunción se trasladara a 226 km hacia el sur del país.
Evidentemente, la creatividad de los pobladores no tiene límites, y en este caso la emplearon para su beneficio económico, haciendo de sus amplios patios estacionamientos para la ocasión, por ejemplo.
Este menester se presenta rentable, tal como lo es en la Capital. Habitantes de la zona comentaron que redunda en ganancias la "transformación" de su korapy (patio) en un aparcamiento, permitiendo que el "camino al cielo", decorado con 15.000 candiles de apepu (naranja agridulce) queden disponibles para la procesión de los participantes.
Como en todo evento que aglomera gran cantidad de afluentes, no pueden faltar los vendedores ambulantes, que comercializan desde comidas y bebidas hasta luces de colores.
SOUVENIRS. No se hicieron esperar las remeras y los quepis alusivos al evento. "Yo visité Ta– ñarandy", "Tañarandy 2012" y otras frases pudieron leerse en cientos de prendas expuestas para su venta en las veredas. Cualquier indumentaria era vá– lida para hacer las veces de re– cuerdo del recorrido que, aparte de religioso, se ha convertido en arte, cultura y turismo.
Pero eso no es todo. Ningún detalle se deja escapar en este re– moto pueblito que, año tras año, atrae toda la atención con humildes velas y antorchas. Los pobladores ofrecen sanitarios para el público que se con–grega en la zona. Con el cansancio de la procesión y la ingesta de agua, los peregrinantes. agradecen.
Con pequeños carteles ubicados frente a las viviendas, lugareños alquilan sus baños por diferentes precios, dependiendo de las comodidades que ofrezcan: desde G. 1.000 hasta más de G. 4.000.
LA PUESTA. El costo de la puesta en escena de todo el esplendor de Tañarandy significa una gran inversión, y teniendo en cuenta que el espectáculo es libre y gratuito, los organizadores han recurrido a empresas locales que puedan, de alguna manera, colaborar económicamente con el emprendimiento.
kbernal@uhora.com.py
Tras veinte años de atracción turística, fortalecida en el último lustro, el pequeño pueblo de Tañarandy hoy en día se ha convertido en una marca vendida a nivel local y también mundial.
Atrás quedaron las procesiones lastimeras conformadas solo por los vecinos más fieles, quienes ven actualmente al yvága rape (camino al cielo) y los cuadros vivientes, como una muestra de su capacidad y a la vez un negocio por demás atractivo en los días de la Semana Santa, más aún en su punto álgido, el Viernes Santo.
Miles de visitantes concurren a la "tierra de los irreductibles" en el feriado largo, muchos de ellos con sus vehículos particulares, y pareciera que la saturación de los espacios disponibles para estacionar en Asunción se trasladara a 226 km hacia el sur del país.
Evidentemente, la creatividad de los pobladores no tiene límites, y en este caso la emplearon para su beneficio económico, haciendo de sus amplios patios estacionamientos para la ocasión, por ejemplo.
Este menester se presenta rentable, tal como lo es en la Capital. Habitantes de la zona comentaron que redunda en ganancias la "transformación" de su korapy (patio) en un aparcamiento, permitiendo que el "camino al cielo", decorado con 15.000 candiles de apepu (naranja agridulce) queden disponibles para la procesión de los participantes.
Como en todo evento que aglomera gran cantidad de afluentes, no pueden faltar los vendedores ambulantes, que comercializan desde comidas y bebidas hasta luces de colores.
SOUVENIRS. No se hicieron esperar las remeras y los quepis alusivos al evento. "Yo visité Ta– ñarandy", "Tañarandy 2012" y otras frases pudieron leerse en cientos de prendas expuestas para su venta en las veredas. Cualquier indumentaria era vá– lida para hacer las veces de re– cuerdo del recorrido que, aparte de religioso, se ha convertido en arte, cultura y turismo.
Pero eso no es todo. Ningún detalle se deja escapar en este re– moto pueblito que, año tras año, atrae toda la atención con humildes velas y antorchas. Los pobladores ofrecen sanitarios para el público que se con–grega en la zona. Con el cansancio de la procesión y la ingesta de agua, los peregrinantes. agradecen.
Con pequeños carteles ubicados frente a las viviendas, lugareños alquilan sus baños por diferentes precios, dependiendo de las comodidades que ofrezcan: desde G. 1.000 hasta más de G. 4.000.
LA PUESTA. El costo de la puesta en escena de todo el esplendor de Tañarandy significa una gran inversión, y teniendo en cuenta que el espectáculo es libre y gratuito, los organizadores han recurrido a empresas locales que puedan, de alguna manera, colaborar económicamente con el emprendimiento.
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