La paraguaya Yanina Aubrey está al frente de Aravore, y a partir del 2006 da a conocer el ingenio de las costureras paraguayas desde su tienda en Londres.
En Londres. Yanina, desde el jardín de su casa en la capital de Inglaterra
Por Tamara Celano
tcelano@uhora.com.py
Su estandarte es la originalidad, mientras que el compromiso social es su motor. La marca que creó, Aravore (Pedazo de cielo, en español), fue incluida por el rotativo británico The Guardian en el segundo puesto del top ten de las mejores prendas infantiles. Es madre de dos hijos, Thea (10) e Ethan (8), y está casada con un economista británico. Ella es una mujer polifacética: consultora internacional del London College of Fashion con experiencia en Europa, Asia y América. Es empresaria, recibió el BA Honours de la Universidad de Victoria (Canadá) en Estudios Asiáticos, cuenta con posgrados en Economía y Estadísticas de la Universidad de Londres.
Actualmente llega a más de 20 países con Aravore, que dirige con su hermana, Norah Giménez. La marca cuenta con un atelier en Villa Morra.
–¿Cómo incursionó en el mercado británico?
–La industria de la moda es increíblemente competitiva y el haber lanzado la marca primeramente en Londres, que es uno de los mercados más competitivos del mundo, nos obligó desde un comienzo a innovar, a presentar algo diferente, original, porque copias y marcas sin nada nuevo que ofrecer al mercado simplemente no prosperan en ese tipo de mercados. Tuvimos muchísimo éxito en ese primer año y pienso que no fue algo que pasó de casualidad; fue algo que ocurrió –en parte– porque teníamos muy claro cuál era el consumidor y presentamos algo que estaba llenando un espacio en el mercado: un producto lujoso, pero no un lujo chillón, sino el lujo de lo bien hecho, de lo hecho con cuidado.
–¿Cuál es el secreto para destacarse y mantenerse?
–Y en cuanto a secretos, creo que no los hay. Mantener la visión, trabajar duro, perseverar y tener paciencia, pero también ser honestos y tener claro hacia dónde apunta el proyecto y por qué apunta hacia ahí.
–¿Cuáles son las dificultades de producir en Paraguay y distribuir desde Londres?
–No es fácil logísticamente sacar un producto al exterior, es costoso y el proceso poco eficiente. Igualmente, producir en Paraguay no es barato como se asume erróneamente, por lo que cualquier cosa que se haga debe ser de una calidad prémium para abrirse camino afuera. Pero aún con dificultades, creo que Paraguay sigue teniendo mucho potencial.
–¿Cómo es su vida familiar?
–¡No hay dos días iguales! Vivo en Londres con mi marido Thomas y mis hijos Thea e Ethan. Normalmente estoy despierta antes de las 6.00. Los chicos salen para el colegio a las 7.15, así que la primera hora del día hay muchas cosas que hacer entre el desayuno, chequear que tienen todo lo que necesitan para el cole, etc. Durante la siguiente hora y hasta las 8.00 más o menos, trato de responder e-mails y pendientes del día anterior en mi estudio en casa.
–¿Qué es el éxito?
–Humm, la verdad es que no suelo pensar demasiado en el éxito. Pero sí es muy importante para mí que todo lo que haga tenga sentido, más allá de lo que se aprecie a simple vista y me llene de algún modo u otro. Trato de mirar siempre a mediano y largo plazo para cualquier proyecto, porque me interesa más el impacto real que un proyecto pueda llegar a tener que lo que pueda verse como resultado a corto plazo.
–¿Una frase que la identifique?
–Hay una frase que me gusta mucho y que se suele atribuir al diseñador americano Marc Jacobs que dice en inglés: "It took me 20 years to become an overnight success". Se traduciría algo así como: "Me tomó 20 años volverme exitoso de la noche a la mañana".
–¿Qué satisfacciones le da Aravore?
–Por una parte, ver a la marca crecer y ganarse un lugarcito en el mundo y el haber cumplido el objetivo de demostrar que se puede desarrollar un producto enteramente hecho en Paraguay, que llegue a las mejores vidrieras internacionales, como marca. Y por otra parte, el haber contribuido a formar un grupo humano increíble de mujeres que han crecido y aprendido junto con la marca. Muchas ya se han graduado y han ido a formar incluso sus propias marcas y sus propios proyectos, lo que me hace sentir aún más orgullosa de ellas. El saber que Aravore ha tenido un efecto positivo en sus vidas y también –en muchos casos a través de eso– en la vida de sus hijos, es de lejos la mayor satisfacción.
–¿Qué le parece la situación del diseño nacional?
–Veo el sector del diseño en Paraguay y la región con muchísimo potencial, pero también con mucho que aprender y seguir desarrollando. Pero es importante entender que el llegar a desarrollar una marca con éxito, conlleva mucho más que talento. Es todo un proceso que incluye desarrollar una identidad fácilmente diferenciada. Afortunadamente, se están dando pasos en la dirección adecuada, a través de organizaciones como la Asociación Industrial de Confeccionistas del Paraguay (AICP).
–¿Volvería a vivir en el país?
–A pesar de haber vivido fuera por más de dos tercios de mi vida (salí por primera vez a los 12 años), Paraguay ocupará un espacio importante en mi corazón. De hecho que a lo largo de los años, traté de mantener siempre algún tipo de vínculo, así que de alguna forma u otra es como que sigo estando ahí.
Y de darse las circunstancias, como ser algún desafío profesional interesante, lo consideraría sin duda. Me encantaría que mis hijos tengan la oportunidad de vivir en Paraguay, por lo menos por un par de años para que también puedan mantener una conexión con esa parte de sus raíces.
–¿Otra pasión aparte del diseño?
–Aparte del diseño, me interesa todo lo que tenga que ver con la innovación social, la educación en todos los niveles, además de la literatura y la historia. En casa somos todos un poco geeky, como se dice en inglés, y en cada habitación se pueden encontrar montañas de libros. También nos gusta mucho la música y solemos tocarla juntos, desde el piano (Tom), pasando por el violín (Thea), el clarinete (Ethan), la guitarra (yo) y de vez en cuando hasta un arpa paraguaya.
Fuente: ultimahora
tcelano@uhora.com.py
Su estandarte es la originalidad, mientras que el compromiso social es su motor. La marca que creó, Aravore (Pedazo de cielo, en español), fue incluida por el rotativo británico The Guardian en el segundo puesto del top ten de las mejores prendas infantiles. Es madre de dos hijos, Thea (10) e Ethan (8), y está casada con un economista británico. Ella es una mujer polifacética: consultora internacional del London College of Fashion con experiencia en Europa, Asia y América. Es empresaria, recibió el BA Honours de la Universidad de Victoria (Canadá) en Estudios Asiáticos, cuenta con posgrados en Economía y Estadísticas de la Universidad de Londres.
Actualmente llega a más de 20 países con Aravore, que dirige con su hermana, Norah Giménez. La marca cuenta con un atelier en Villa Morra.
–¿Cómo incursionó en el mercado británico?
–La industria de la moda es increíblemente competitiva y el haber lanzado la marca primeramente en Londres, que es uno de los mercados más competitivos del mundo, nos obligó desde un comienzo a innovar, a presentar algo diferente, original, porque copias y marcas sin nada nuevo que ofrecer al mercado simplemente no prosperan en ese tipo de mercados. Tuvimos muchísimo éxito en ese primer año y pienso que no fue algo que pasó de casualidad; fue algo que ocurrió –en parte– porque teníamos muy claro cuál era el consumidor y presentamos algo que estaba llenando un espacio en el mercado: un producto lujoso, pero no un lujo chillón, sino el lujo de lo bien hecho, de lo hecho con cuidado.
–¿Cuál es el secreto para destacarse y mantenerse?
–Y en cuanto a secretos, creo que no los hay. Mantener la visión, trabajar duro, perseverar y tener paciencia, pero también ser honestos y tener claro hacia dónde apunta el proyecto y por qué apunta hacia ahí.
–¿Cuáles son las dificultades de producir en Paraguay y distribuir desde Londres?
–No es fácil logísticamente sacar un producto al exterior, es costoso y el proceso poco eficiente. Igualmente, producir en Paraguay no es barato como se asume erróneamente, por lo que cualquier cosa que se haga debe ser de una calidad prémium para abrirse camino afuera. Pero aún con dificultades, creo que Paraguay sigue teniendo mucho potencial.
–¿Cómo es su vida familiar?
–¡No hay dos días iguales! Vivo en Londres con mi marido Thomas y mis hijos Thea e Ethan. Normalmente estoy despierta antes de las 6.00. Los chicos salen para el colegio a las 7.15, así que la primera hora del día hay muchas cosas que hacer entre el desayuno, chequear que tienen todo lo que necesitan para el cole, etc. Durante la siguiente hora y hasta las 8.00 más o menos, trato de responder e-mails y pendientes del día anterior en mi estudio en casa.
–¿Qué es el éxito?
–Humm, la verdad es que no suelo pensar demasiado en el éxito. Pero sí es muy importante para mí que todo lo que haga tenga sentido, más allá de lo que se aprecie a simple vista y me llene de algún modo u otro. Trato de mirar siempre a mediano y largo plazo para cualquier proyecto, porque me interesa más el impacto real que un proyecto pueda llegar a tener que lo que pueda verse como resultado a corto plazo.
–¿Una frase que la identifique?
–Hay una frase que me gusta mucho y que se suele atribuir al diseñador americano Marc Jacobs que dice en inglés: "It took me 20 years to become an overnight success". Se traduciría algo así como: "Me tomó 20 años volverme exitoso de la noche a la mañana".
–¿Qué satisfacciones le da Aravore?
–Por una parte, ver a la marca crecer y ganarse un lugarcito en el mundo y el haber cumplido el objetivo de demostrar que se puede desarrollar un producto enteramente hecho en Paraguay, que llegue a las mejores vidrieras internacionales, como marca. Y por otra parte, el haber contribuido a formar un grupo humano increíble de mujeres que han crecido y aprendido junto con la marca. Muchas ya se han graduado y han ido a formar incluso sus propias marcas y sus propios proyectos, lo que me hace sentir aún más orgullosa de ellas. El saber que Aravore ha tenido un efecto positivo en sus vidas y también –en muchos casos a través de eso– en la vida de sus hijos, es de lejos la mayor satisfacción.
–¿Qué le parece la situación del diseño nacional?
–Veo el sector del diseño en Paraguay y la región con muchísimo potencial, pero también con mucho que aprender y seguir desarrollando. Pero es importante entender que el llegar a desarrollar una marca con éxito, conlleva mucho más que talento. Es todo un proceso que incluye desarrollar una identidad fácilmente diferenciada. Afortunadamente, se están dando pasos en la dirección adecuada, a través de organizaciones como la Asociación Industrial de Confeccionistas del Paraguay (AICP).
–¿Volvería a vivir en el país?
–A pesar de haber vivido fuera por más de dos tercios de mi vida (salí por primera vez a los 12 años), Paraguay ocupará un espacio importante en mi corazón. De hecho que a lo largo de los años, traté de mantener siempre algún tipo de vínculo, así que de alguna forma u otra es como que sigo estando ahí.
Y de darse las circunstancias, como ser algún desafío profesional interesante, lo consideraría sin duda. Me encantaría que mis hijos tengan la oportunidad de vivir en Paraguay, por lo menos por un par de años para que también puedan mantener una conexión con esa parte de sus raíces.
–¿Otra pasión aparte del diseño?
–Aparte del diseño, me interesa todo lo que tenga que ver con la innovación social, la educación en todos los niveles, además de la literatura y la historia. En casa somos todos un poco geeky, como se dice en inglés, y en cada habitación se pueden encontrar montañas de libros. También nos gusta mucho la música y solemos tocarla juntos, desde el piano (Tom), pasando por el violín (Thea), el clarinete (Ethan), la guitarra (yo) y de vez en cuando hasta un arpa paraguaya.
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