Por Rocío Cáceresrcaceres@uhora.com.py
Varios son los jóvenes paraguayos que se destacan en su ámbito, lo que es digno de admiración; pero es doblemente plausible cuando eligen el camino de la cultura y el arte; un trayecto largo y muy competitivo. Este es el caso de la cantante Meli Hicks, el instrumentista Juanchi Álvarez; la actriz y directora Fati Fernández Mercado, el escritor Cristian David López y el artista plástico Kalos Villalba. Son talentosos jóvenes que se juegan por y para el arte y la cultura.
Meli (25) es la cantante del grupo nacional Tekove, y con su corta edad tiene mucha experiencia musical, ya que estuvo cinco años estudiando y trabajando en Europa, Asia y Oriente Medio. “Creo que estoy en un buen momento. Está mejorando la industria nacional y eso nos ayuda a nivel laboral”, menciona la joven, para quien las presentaciones van más allá de cantar en público. “Cuando todo va bien y sentís apoyo, te inspirás con composiciones nuevas”, dice.
vivir del arte. Si bien Meli no pensaba en poder vivir de la música, hoy dice feliz, que sí lo logró. “Le tengo que decir a los jóvenes que de la música se puede hacer mucho dinero, es un buen negocio aparte de ser un hermoso trabajo”, destaca, al tiempo de recomendar a los chicos y chicas que gustan de la música “que sigan sus sueños porque hay todo: alegría, dinero y una familia nueva”, expresa.
Su compañero de grupo y sueños, Juanchi Álvarez (25) trae la música en la sangre, pues es nieto de don Lorenzo Álvarez. “Empecé en la música a los 5 años estudiando guitarra con mi abuelo; él intentaba hacerme cantar (risas). Un día, a los 8 años, le vi a mi abuelo tocar el violín y me enamoré de su sonido”, recuerda, asegurando que ahí supo que la música era lo suyo.
“Vivir de lo que más amo, que es la música, me hace feliz; me levanto todos los días agradecido. Tengo todavía muchos sueños por cumplir, pero estoy en el camino indicado y tengo muchas fuerzas para seguir batallando”, afirma, mientras aconseja a los jóvenes que se animen a ser ellos mismos. “Que no se dejen arrastrar por la corriente; mejor que experimenten y encuentren su propio estilo”, afirma.
MULTIFÁCETICA. Fati Fernández Mercado (22) siempre se inclinó por el arte, pues canta, baila y actúa. Ahora se suma su reciente debut como directora de teatro con Solo se vive una vez, que dirigió con su colega Julieta Benjamín. “Dedicarse y tener un espacio en el arte es una responsabilidad muy grande, porque estamos en un medio donde la gente se prepara y se forma; pero al mismo tiempo es una satisfacción al saber que a mis 22 años estoy cumpliendo mis sueños”, destaca entusiasmada, pero también consciente de que es una carrera larga la que tiene por delante. “Tratamos de hacer las cosas de la mejor manera posible”, dice.
En el exterior. Cristian David López (28) ya soñaba con escribir cuando le tocó trabajar de pintor y albañil. Perseveró y hoy es un destacado escritor que no solo es profeta en su tierra, sino también en España, donde ahora vive.
“Creo que he aprendido que el trabajo es el secreto para conseguir los sueños. Trabajo y también un poco de inteligencia, buena organización y un poco, solo un poco, de suerte. Las decisiones que uno toma en la vida pueden marcarlo todo”, destaca López, y recomienda a los jóvenes que sepan qué es lo que quieren ser. “Los sueños crecen en secreto, poco a poco. Como las gotas de agua que caen en un vaso, nos van llenando. Yo soñaba de pequeño con leer libros, y hoy leo un montón de libros que me hacen feliz. Y considero que estoy aprendiendo a escribir. Puede que un día escriba un gran poema, o un gran cuento. Ojalá”, comenta.
Cristian puede decir que es la fiel prueba de que los sueños se cumplen. “No hay que tener miedo a la crítica, hay que tener miedo al silencio”.
Otro paraguayo que se abre camino en el exterior es Kalos Villalba (23), quien es un dibujante y pintor de los buenos, pupilo de Enrique Careaga.
Kalos, quien cursa la carrera de Bellas Artes en Uruguay, empezó a pintar al óleo por accidente y nunca más se apartó de ese camino. “Haciendo un trabajo de manualidad en la escuela, nos pidieron llevar acrílicos, pero yo, por accidente, llevé óleos, y me sentí muy libre trabajando con un material tan flexible”, recuerda.
Su secreto es tener sed de experiencias, tanto en práctica como en investigación, explica. “A diferencia de otras disciplinas, el arte no tiene un límite de conocimientos, pues cada artista tiene una manera distinta de observar, y un mundo interior único. Comprender y aprender de otros, puede despertar o descubrir en uno las ideas que necesitaba, esa gota de riego”, apunta.
Fuente: ultimahora
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