Por Oscar Lescano Barreto
El Laboratorio de Mecánica Computacional (LMC) de la Facultad de
Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción fue inaugurado hace un
lustro, considerado como un gran logro y a la vez un desafío. Hoy
empiezan a ver la luz los primeros resultados.
Parte de la simulación dentro del estudio del fraguado del hormigón. / Gentileza
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Análisis computacional del drenaje del suelo de la Costanera. / Gentileza
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Test de desplazamiento del suelo arenoso, en la investigación sobre Líneas de Alta Tensión. / Gentileza
Por iniciativa de los profesores Rubén López y Antonio Aquino, en
2008 se creaba el LMC, una modesta sala de informática pero con
computadoras potentes destinadas a despertar la curiosidad y el deseo de
investigación en el estudiante de Ingeniería.
Actualmente, el
laboratorio posee 10 computadoras Six Core de 6 núcleos, más otras dos
de alto desempeño de 12 núcleos, además de bibliografía científica
especializada y softwares como Abacos, Ansis, entre otros.
El
profesor Rubén López destacó que la principal función del laboratorio no
es enseñar a los alumnos, sino que éstos “generen sus conocimientos”
por medio de la investigación.
CÓMO FUNCIONA
El profesor Antonio Aquino, otro de los propulsores del laboratorio, explica el funcionamiento del LMC.
“En
él resolvemos problemas reales, se construyen fórmulas que llamamos
modelos, que son ecuaciones diferenciales en general, y resolvemos esos
modelos y de esta manera analizamos los problemas.
Por ejemplo, si
se va a construir un puente, entonces antes usted puede crear un modelo
virtual, que es lo que hacemos, y vemos la características y cómo se va
comportar, entonces se puede cambiar ya en el proyecto aspectos como
seguridad, aspectos económicos, o bien se puede probar tecnología que no
se conoce y cuando se ejecuta ya se tiene una seguridad de que va a
funcionar”, sostuvo.
CRECIMIENTO
A pesar
de contar con sus limitaciones, tanto en forma física como en materia de
recursos humanos, en el LMC se llevan adelante a la fecha 10 proyectos,
enmarcados en los trabajos de tesis de los estudiantes. Asimismo,
reciben a 8 alumnos de iniciación científica.
“Lo ideal es tener más docentes en el equipo, porque nosotros dos ya casi no damos abasto”, sostuvo el profesor López.
Entre
los proyectos que se desarrollan en el laboratorio se puede citar: “El
comportamiento del terraplén refulado sobre suelo compresible”, cuyo
trabajo de campo se llevó a cabo durante las obras de la primera etapa
de la construcción de la Avda. Costanera.
Otro de los trabajos es
“La simulación computacional de las fundaciones de torres de las Líneas
de Alta Tensión”, que se desarrolló a la par de la instalación de las
Líneas de Transmisión de la Línea de 500 kV de la ANDE.
También se
destaca el denominado “Determinación de las Propiedades Térmicas del
Hormigón durante el Proceso de Hidratación mediante la Solución del
Problema Inverso”, desarrollado por Osvaldo Quintana,
cuyos resultados finales fueron presentados a nivel internacional en el
mes de setiembre, dentro del marco del CONCREEP-9@MIT, Conferencia
Internacional sobre la fluencia, retracción y durabilidad mecánica de
Estructuras de Hormigón, organizado por la prestigiosa Massachusetts
Institute of Technology (MIT).
“Ahora también se van generando
publicaciones gracias a estos trabajos de investigación, que son
presentados a nivel regional y mundial”, destacó el profesor López y
añadió que “están empezando el proceso de cosechar los resultados”.
Sobre
ese punto, sostuvo que los estudiantes que realizan sus investigaciones
en el LMC están a la altura de la educación regional y aquellos que
hacen pasantías en universidades de los países vecinos tienen un óptimo
rendimiento.
EXPERIENCIA REGIONAL
El
profesor Antonio Aquino, otro de los impulsores del LMC, explicó que la
idea de montar el laboratorio en la UNA la trajo de su vasto recorrido
por Latinoamérica, gracias a su maestría y doctorado, realizados en
universidades de Brasil, y a su trabajo de consultor por varios años en
el sector privado.
“Gracias a los varios años de trabajo, conocí
un poco los problemas que enfrenta la industria en ciertos sectores,
como en minas, petróleo, oleogás, generación de energía e industria
automotriz, entre otros”, sostuvo el profesor Aquino.
Relató
además que, al regresar al país, aceptó el cargo de investigador que le
ofrecieron en la Facultad de Ingeniería UNA. “Encontramos colegas con el
perfil para poder crear un grupo y después creamos ese laboratorio,
inicialmente con muy pocos recursos”, añadió.
Fuente: ABC
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