En ese crecimiento vigoroso de la economía paraguaya, que en promedio del último quinquenio ha ascendido al 5% anual, tres veces por encima del ritmo de aumento poblacional, el ciudadano común y corriente ha estado encandilado por el producto estrella por excelencia: la soja.
Este país es el cuarto exportador mundial de ese cereal, pero con frecuencia se ha pasado por alto que el aumento pujante de producción y exportación en los últimos años el país se lo debe también al comportamiento del sector pecuario, en general, y de la carne vacuna, en particular.
Digno de destacar es que el paraguayo consume 37 kilos por cabeza por año, que coloca al Paraguay entre los cuatro países de mayor consumo de carne vacuna en el mundo, junto con Uruguay (1er puesto con 59 kg. por cabeza por año), Argentina (55 kg.) y Brasil (38 kg.).
Haciendo resaltar esto último no se olvida a la población involucrada en otras actividades pecuarias ni a las inversiones y puestos de trabajo, ligados a ellos, ni a los consumidores, locales e internacionales, de productos no-bovinos, tales como la carne porcina, la avícola, la piscícola y los lácteos, entre otros exponentes subsectoriales. Todos ellos están relacionados con la canasta básica de bienes de consumo y con el bienestar general, en materia de acceso a carnes, en plural, de mayor calidad y a precios competitivos.
OCTAVO MAYOR EXPORTADOR MUNDIAL DE CARNE
Lo que sí hay que destacar, sin subestimar para nada a los otros subsectores pecuarios, es que con los datos de 2013 el Paraguay se consolida como el octavo mayor exportador mundial de carne, con más de 210.000 toneladas de producto bovino comercializado a nivel internacional.
Además, está batiendo récords en el correspondiente ingreso de divisas al país: ascendió a unos 1.300 millones de dólares. Ambos indicadores, cantidad de toneladas exportadas y flujo de dólares, dan cuenta de un año sumamente exitoso para la ganadería bovina.
Por otro lado, en las relaciones entre el sector estatal y los empresarios ganaderos se ha puesto de manifiesto una interesante cooperación entre ambos sectores: la que se ha dado entre la Asociación Rural de Paraguay (ARP) y la Cámara Paraguaya de la Carne (CPC), por un lado, y el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), por otro lado.
Vale la pena hacer resaltar esto en estos tiempos en los que está tan en boga hablar de alianza público-privada. Ella existe desde siempre y no solo en las actividades pecuarias.
PODERÍO ECONÓMICO
El sector industrial de la carne registra unos 1.159 establecimientos habilitados (Estadística Pecuaria, Anuario 2013, Senacsa) para la exportación, destinándose para este fin más de un millón de cabezas al año.
La CPC, nucleando a los productores organizados y en alianza con la ARP, proyecta una expansión sustancial de la actividad bovina a través del aumento de la tasa de procreo.
Estudios recientes demuestran un crecimiento de la población bovina en un promedio de 5% en los últimos años y, de mantenerse el mismo, para el 2018 alcanzaría 18 millones bovinos (451 TnPC), que de estar acompañado por un aumento de la tasa de extracción sería aún mayor. (Paraguay: Oportunidades y desafíos en el mercado mundial de la carne. C. Pedretti, ARP, 2013).
La ganadería cuenta hoy con unos 14 millones de bovinos, ocupando unos 16 millones de hectáreas.
FOMENTAR CRECIMIENTO INCLUSIVO
No obstante estos progresos, las autoridades públicas y privadas son conscientes de que hay que trabajar conjuntamente para brindar asistencia técnica y crediticia a los pequeños productores pecuarios. La desigualdad entre estos y los grandes en la participación de los beneficios económicos sigue siendo pronunciada.
También en el acceso a la tierra existen profundas desigualdades: el 2,6% de los propietarios tiene el 84,8% de la superficie de fincas agropecuarias, según los datos del Censo de 2008.
Fuente: ultimahora
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