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martes, 29 de abril de 2014

En una zona plagada de “amigos de lo ajeno”, mujer da muestra de honradez




Giuliano Sardi y Graciela Aquino, el universitario manifestó su emoción por la honradez de la mujer. Giuliano Sardi y Graciela Aquino, el universitario manifestó su emoción por la honradez de la mujer.VER MÁS FOTOS

Un estudiante universitario se vio impactado por la honradez de una mujer, que encontró tirada la llave de su vehículo al costado de este. La misma aguardó un tiempo para devolverlo, pero en vista a que no aparecía, le dejó una esquela "clavada" en la puerta de su auto; en ella le dejó su dirección y número telefónico, para recuperar la llave.
Giuliano Sardi es el nombre del alumno de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (sede del microcentro capitalino), que se sintió emocionado al comprobar la buena voluntad de la mujer, de nombre Graciela Aquino, quien vive en Paraguari y Playa de la capital (sitio considerado de alto peligro por los niveles de inseguridad). A continuación la carta de agradecimiento que escribió Giuliano en su blog personal
​"Todos los días leemos noticias que nos debilitan legítimamente la confianza que tenemos hacia la gente: corrupción, robos, estafas, asesinatos, chantajes, sobornos, la lista es interminable y todas esas cosas terminan debilitando nuestras propias ganas de vivir. Llega un momento, inclusive, en el que podríamos plantearnos: ¿vale la pena seguir manteniendo la honradez?, ¿vale la pena seguir luchando por la justicia en un mundo poblado por tantos malintencionados?
Yo creo que sí vale la pena, siempre creí y siempre tuve mis argumentos, pero lo que me ocurrió anoche fue una experiencia directa y concreta que nutrió mis esperanzas y que quiero compartir brevemente con ustedes.
Lunes, día largo, 21:20 h, termina mi última clase en la UCA. Toco mis bolsillos, no está la llave de mi auto, vacío mi bolso, nada. Busco en la clase, nada. Voy a la biblioteca ─donde estuve horas antes─ está cerrada. Sólo el encargado tiene la llave y los guardias no tienen acceso, no pueden ayudarme.
Pienso que no pude haber dejado dentro del auto porque siempre bloqueo desde afuera. Voy al auto, igual, ya desesperado, calculando cómo llegar hasta casa y si llamar al cerrajero o al técnico del alarma, o a ambos, si voy a conseguir eso hoy o recién mañana, si avisar al guardia de la zona, en fin… al acercarme al auto me sorprende un papel incrustado en la puerta. Abro y leo.
Llamo al número de teléfono. Me atiende una mujer muy amable, me explica que encontró la llave cerca de la rueda, que me esperó porque no quiso dejarle la llave a nadie y como se tuvo que ir, su hija arrancó una hoja de su cuaderno y me dejó esa nota. Le agradezco efusivamente. Me dice que ya viene y pregunta si puedo esperar. ¡Por supuesto que sí! –le respondo.
Luego de 15 minutos llega hasta donde estoy, y tardó en llegar porque lo hizo a pie, en compañía de su esposo.
Comprueba que soy el dueño, a través de mi cédula y la cédula verde del auto y me entrega la llave. Sentí la necesidad de darle un abrazo y lo hice sin complejo alguno. Le conté que todavía estoy pagando las cuotas del auto y lo importante que fue lo que hizo: por el costoso objeto material que resguardó y por el aliciente moral que significa para mí encontrar gente como ella: honrada, de buena voluntad y que obra de manera desinteresada.
Le acerqué a ambos hasta su barrio y pedí que acepten un regalo que les voy a llevar como recompensa, y le pedí una foto, para que quienes estén leyendo esta historia la conozcan: se llama Graciela Aquino y para mí, ella es un ejemplo de honestidad".

Fuente: hoy.com.py

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