El
ministro de Salud, Antonio Barrios resaltó al plantel humano que compone
el Hospital Pediátrico Acosta Ñu, por los trasplantes de corazón que
cambiaron la vida de dos niñas.
Se trata de Liz Morales y Elvira
Montial, de 7 y 14 años.
Elvira y Liz junto con sus familiares, durante la conferencia de prensa realizada hoy. / Antonella Brignardello, ABC Color
A criterio del secretario de Estado, el éxito tiene directa relación
con los recursos humanos, que en el caso del hospital pediátrico son
profesionales paraguayos que dedican entre 30 a 36 horas continuas al
trabajo, incluso sacrificando tiempo con la familia, como muestra de la
vocación del personal.
“Es imposible remunerar con dinero todo lo
que hacen; estoy seguro que una cirugía como esta cuesta en el orden de
los US$ 200.000 y aquí se hace gratis, de corazón y con mucha
dedicación, poniendo en alto el nombre de la medicina paraguaya y la
pediatría”, destacó en conferencia de prensa.
Barrios señaló
además que la formación es otra de las claves para los logros de este
hospital. En efecto se mantiene un proceso formativo que permitirá a
jóvenes profesionales de la salud continuar con el trabajo ya iniciado
desde la gestión del doctor Pío Alfieri. "Hay varios programas y ojalá
podamos tener los recursos para seguir con la formación local, donde hay
una tremenda capacidad", refirió.
La historia de Liz es muy
particular, ya que -buscando su madre una rápida solución a su grave
problema de salud- migró a la Argentina, de donde volvió porque le
dijeron que aquí los profesionales paraguayos realizan el trasplante con
éxito también.
Al volver, a los tres días de estar internada,
tuvo la suerte de encontrar personas solidarias como los familiares de
una persona fallecida en accidente, que tomaron la decisión de donarle
el órgano. Así tuvo una oportunidad de seguir viviendo.
El otro
caso corresponde a Elvira Montiel (14), quien recibió un trasplante de
corazón el 7 de agosto último. La joven tiene que evitar los lugares
donde pueden ocurrir brotes infectológicos, como zonas inundadas, y
donde exista hacinamiento de personas que le puedan transmitir
enfermedades virales, como influenza, que en un paciente previamente
sano ya puede ser grave y que en uno con trasplante lo es mucho más.
Fuente: ABC
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