Paraguay: un milagro americano! Headline Animator

domingo, 12 de enero de 2014

La gente del Paraguay me ha dejado encantado, expresiones de un turista ocasional





Paraguay

 

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Tierra de nadie, tierra de contrabando, un lugar peligroso. De esto y de muchas otras cosas fui advertido al respecto de Paraguay en el vecino país de Brasil, motivo por el cual entré con bajas expectativas... Y sin embargo me he llevado una sorpresa. La gente del Paraguay me ha dejado encantado, y ha hecho que este país se vuelva definitivamente en uno de mis favoritos.

Después de las cuatro de la tarde, durante el mes de Noviembre y junto con mi hermano Rodrigo, salimos desde la ciudad de Foz de Iguazú (ciudad frontera de Brasil y Paraguay) y entramos en Ciudad del Este. Es en este lugar, donde tenemos nuestro primer encuentro con la cultura Paraguaya.


Al entrar en la ciudad, y antes de haber recorrido tres cuadras, se acerca un joven. No recuerdo su nombre, pero si recuerdo que nos hizo un muy buen ofrecimiento; guiarnos por los principales puntos turísticos de la ciudad, y luego encaminarnos con rumbo Asunción. Le seguimos, conversamos y nos dejamos guiar por algunos de los rincones de esta ciudad. Era callado, pero de muy buena voluntad. Como todos los paraguayos en general, y fue él, quien nos permitió apreciar por primera vez la hospitalidad de éste pueblo.

Durante la primera jornada de recorrido aprovechamos de recorrer lento, con calma. Intentamos disfrutar del paisaje en medio de un tráfico relativamente intenso. Solo avanzamos unos treinta kilómetros de recorrido, hasta que se nos acerca otro joven en bicicleta; curioso y veloz. Intenta ayudarnos de cualquier forma, lo que esté a su alcance. Le pedimos que nos guiara hasta los bomberos, a lo cual accedió con mucho gusto. Al llegar al cuerpo de voluntarios, fuimos recibidos muy cálidamente, y compartiendo una cena, comenzamos a escuchar y adentrarnos en lo que es la historia e idiosincracia paraguaya, tan diferente de Chile, tan diferente a lo que normalmente he podido apreciar en el camino.


El Paraguay es un país con mucha historia, en muchos casos una historia triste y muy significativa. A nosotros nos llamó mucho la atención el hecho de la gran diversidad de razas y el tinte multicultural de la nación. Definitivamente no lo esperábamos. En un país que según se dice, es el segundo mas pobre de sudamerica. Esta diversidad tiene sus orígenes en la gran guerra, o la guerra de la triple alianza, en la cual Argentina, Brasil y Uruguay unieron sus fuerzas para pelear en desigual batalla en contra del Paraguay.
Esta gran guerra tuvo su origen en el año 1864 y a lo largo de cinco años diezmó la población. 

Una guerra en donde pelearon los niños y los ancianos, muriendo codo a codo con los soldados preparados. El Paraguay quedó devastado, con una población (según se dice) de un hombre por cada siete mujeres. La guerra perdida, el país destrozado, y grandes extensiones de terreno a ser repartidas entre Brasil y Argentina fue el saldo final.
Para recuperar el país se inició un proceso de colonización muy fuerte, aportando los terrenos y las facilidades necesarias, para que inmigrantes; principalmente venidos desde Alemania, Italia, Polonia, e inclusive Japón, pudieran venir e iniciar la lenta recuperación de la nación que fue devastada, en lo que probablemente sea la guerra mas sangrienta en la historia de latinoamerica.
Y así, con este hecho de fondo, es que se ha dejado marcada una huella en la gente. Y de alguna forma ha definido su idiosincrasia.

Existe una costumbre muy típica del Paraguay, y muy útil para socializar; ya sea con los vecinos, compañeros de trabajo, turistas y en fin, compartir con quien sea. Para esto se bebe el tereré. Beber esta bebida local, es todo un ritual. En una jarra se tiene agua helada, y sobre un vaso especial se coloca la hierba. sobre esta se coloca agua helada, y se bebe con una bombilla. Un vaso, da para que una persona beba, luego de esto se vuelve a llenar y otra persona del grupo bebe, y así va dando una vuelta, hasta que todos los integrantes del grupo han probado, y luego se repite el proceso dando otra vuelta. Muy similar a como se bebe el mate en los rincones al sur del continente. 
Una de las cosas por la que tanto nos gusto este país es por la linda forma en como pudimos socializar. Esto pasó a lo largo y ancho de todo el recorrido. Para esto el tereré fue de gran aporte. Fuimos tomando esta bebida por casi todos los lugares por donde fuimos pasando; Al preguntar por una dirección, los curiosos paraguayos nos invitaban a beber; al llegar a una ciudad, los hospitalarios paraguayos nos convidaban a beber; al entablar una conversación, los conversadores paraguayos la amenizaban con un buen tereré.
Siempre a mano, siempre disponibles. 


Este es probablemente el país menos visitado de todo Sudamérica. Muchos turistas lo esquivan, tal vez piensan que aquí no hay nada para ver, que al no tener cordillera no puede competir con los países en la cadena de montañas, o algo de esa naturaleza. Sin embargo creo que es una visión errada, y me parece que éste es uno de los países mas genuinos de todo el continente. Probablemente el mejor país para vivir una verdadera experiencia Latinoamericana.
En el Paraguay definitivamente es muy fácil viajar, comer, encontrar un lugar para hospedar, y por sobre todo: beber el tereré. En estos rincones del mundo siempre hay una posada donde dormir. Para ello usabamos un as bajo la manga que es el cuerpo de bomberos. Cada vez que llegábamos a una ciudad de mediano tamaño y donde pretendíamos quedarnos a conocer, pasábamos a saludar a estos voluntarios, y de paso, preguntar por un lugar para dormir. Siempre fuimos bien recibidos y aprovechamos de compartir una gran cantidad de historias, casi siempre con un tereré en las manos.
Muchas veces no fue necesario preguntar en un cuerpo de bomberos. Algún paraguayo hospitalario se acercaba, y nos invitaba a quedarnos en su casa o en la de algún amigo.  
Así es como pudimos conocer a Kaiser, al llegar a la ciudad de Villarrica; Una linda ciudad, cuyos habitantes se caracterizan por su gran hospitalidad (aún dentro de Paraguay), simpatía, y sobretodo por hacer las cosas de una manera particular, de manera única, algunas veces al revés.
Kaiser resultó ser un personaje, ciclista de corazón y con una hospitalidad increíble. Nos dejó quedarnos en su casa y aprovechamos de conversar y conocer la ciudad.

Y así seguimos nuestro camino rumbo sur, siempre con el Paraguay dándonos una que otra lección de hospitalidad y sencillez de vida. Finalmente en Asunción, fuimos recibidos por Silvia y su familia (muy simpática de por cierto), en donde nos sentimos como si estuviésemos en nuestra casa, como siempre ha sucedido a lo largo de este bello país.
Aprovechamos de quedarnos un buen numero de días, para reponer fuerzas y prepararnos para seguir rumbo a las ruinas jeuíticas guaranies. Patrimonio de la humanidad y probablemente el lugar mas turístico del país. Aunque cuando lo visitamos, no había más que 3 personas.

Por los interiores de Paraguay

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Luego del excelente tiempo en Asunción, tomamos rumbo a la frontera de Argentina, en la ciudad de Encarnación. Aprovechando la naturaleza misma del país, es que decidimos seguir camino a través del campo. Caminos de tierra, barro, gente humilde, lugares llenos de colonos polacos, italianos, alemanes e inclusive japoneses, fueron los senderos por los cuales decidimos avanzar. Rutas hermosas y muchas lluvias fueron la tónica de los siguientes días.
El avance fue lento, con días calurosos y mucha lluvia. Pero el premio fue grande; poder ver una buena  cantidad de pueblos de carácter colonial, bonitos y muy floridos, y por sobre todo, poder apreciar las maravillosas ruinas jesuiticas guaraníes, un lugar patrimonio de la humanidad, prácticamente libre de turistas.
La primera: Jesús de Tavarangüé; Una obra gigante e impresionante, que no alcanzó a ser finalizada, debido a que los jesuitas fueron expulsados del lugar, y las misiones, abandonadas a su suerte.
La segunda: Trinidad; una de las más antiguas, y probablemente la mas grande. En sus interiores convivían los jesuitas e indígenas bajo un sistema social que hoy en día podría definirse tal vez como socialismo. Los jesuitas enseñaban las artes de occidente, como la música; hacía la cual el corazón de los indios se inclinaba, y a cambio de alguna buena herramienta de trabajo, los indígenas entregaban sus almas al cristianismo. En estas reducciones se enseñaba  también la lectura y escritura , además de ser una buena protección para enfrentar el tráfico de esclavos indígenas.
(Para mayor información ver aquí)
Y finalmente, luego de recorrer estos lugares, es que la travesía por Paraguay ha terminado. La verdad es que me ha encantado. 
La sencillez y calor de su gente, sus tradiciones, y la mano fácil y presta para ayudar, hace que la decisión de visitar este lugar haya valido la pena totalmente.
Paraguay es un país al cual sus vecinos más próximos, no le hacen buena reputación. Sin embargo, me atrevo a decir que sus afirmaciones no son mas que simples prejuicios. No presten atención a los prejuicios.
Y a los viajeros les digo que si pueden ¡¡visiten Paraguay!!,  que no se arrepentirán.

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En Paraguay una gran cantidad de pueblos son del tipo colonial. Contrucciones antiguas, muchos árboles y colores. Y lo que los hace aún mas atractivos, es que son prácticamente libres de turistas.
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Llegues donde llegues, en Paraguay serás siempre bien recibido. En la foto, llegando al pueblo de Iturbe, muy en medio del país y alejado de las principales carreteras,








2 comentarios:

  1. ¡Paraguay! ¡Estás oculta! Pero llegará el día en que sepas proyectarte con más seguridad y... ¡deslumbrarás! Brillarás, Paraguay, con el brillo inefable de lo auténtico. Aún debes deslindarte de aquellos orígenes confusos, en que parecías una con la Argentina. Paraguay es el país donde yo quiero ir a vivir en unos pocos años. Todo lo que allí veo (en fotos, en reportes) me conmueve . Me encantan sus aguas, su paisaje, sus viejas casas... Todo allí me gusta. Su Historia. Y yo pienso hacer de Paraguay un lugar aún mejor.

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  2. Ya verás, Paraguay, que esos que te humillaron o te humillan, lo hacían por secreta envidia. ¡Sí, envidia, esos grandulones! ¡Esos fatuos! Pero lo hacían también, en el fondo, para que te fortalezcas. Hay mucha mucha gente que en Paraguay lucha noblemente, para hacerla surgir. Paraguay tiene una así una gran plataforma espiritual, por la que yo puedo pensar en ir a vivir y trabajar allá.

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