Por Jorge Coronel y Kike Sosa
El grupo de figuras históricas del rock Kings of Chaos presentó en la
noche del miércoles un show en el que reinaron las guitarras, los bajos,
las baterías y el descontrol.
Kings of Chaos al culminar su show en el Jockey Club. / Jorge Coronel, ABC Color
Solo la música logra esa misteriosa sensación de lograr detener el
tiempo, adelantarlo o volverlo atrás, en no más de tres o cuatro
minutos. El rock brota de sus vértebras para recuperar la magia y
rebeldía, y esos sonidos que nunca llegarán a viejos.
Es lo que
nos recuerda en Asunción una banda integrada por historia del género y
parte de lo mejor del rock de las últimas décadas, como parte de la
primera jornada del Personal Fest.
La llegada a Paraguay de grupos
y artistas musicales de renombre mundial se ha vuelto frecuente en el
último par de años, quizá perdiendo algo del impacto que tuvieron los
primeros grandes shows de aquel inolvidable y vital 2011 que puede ser
marcado como el inicio de la presencia de Paraguay en el mapa de las
giras más importantes.
El rock ha sido especialmente protagonista
en estos dos años en Paraguay, y la noche del miércoles volvió a reunir a
miles de personas, como viene haciendo frecuentemente, en el Jockey
Club de Asunción, con motivo de la presentación en el país del
“supergrupo” Kings of Chaos.
Una especie de versión actualizada
del grupo Rock 'N Roll All Stars –que se presentara allá por abril de
2012 en el hipódromo asunceno–, la agrupación traía como principal
figura a Slash, el legendario guitarrista exintegrante de los Guns 'N
Roses, junto con otros rostros jamás vistos en vivo por el público local
como Myles Kennedy (Alter Bridge) y Corey Taylor (Stone Sour,
Slipknot), y el regreso de Duff McKagan, Gilby Clarke, Matt Sorum (ex
Guns 'N Roses), Joe Elliott (Def Leppard), Glenn Hughes (ex-Deep Purple y
Black Sabbath) y Steve Stevens.
Un año y medio luego de aquel
memorable show en el Jockey, los reyes del rock estaban de vuelta, y
como aquella vez parecía que iban a tocar bajo lluvia, con amenazadoras
nubes y ominosos truenos y relámpagos iluminando intermitentemente el
cielo sobre las cabezas de los miles de fans reunidos. Efectivamente la
previa al show tuvo lluvias dispersas.
Quizá
por eso es que a las 21:20, con diez minutos de adelanto, las pantallas
gigantes se encendieron y una fanfarria como de realeza anunció el
inminente inicio del show.
Pronto parte del grupo, con Glenn Hughes a la cabeza, saltó al escenario y, sin más preámbulos, dieron inicio al show con “Highway Star”,
el recordado éxito de Deep Purple que dio al vocalista británico la
oportunidad de dejar ver –o más bien oír– que los años parecen no pesar
en su voz, aún perfectamente capaz de esos impresionantes alaridos que
lo caracterizan. Momentos de brillantez por parte de Stevens –habitual
colaborador de Billy Idol– insinuaban que era inminente otra clase
magistral de guitarra de parte suya, como la que ya había dado en abril
del año pasado en el mismo recinto.
Luego de frecuentes
declaraciones de amor por parte de Hughes hacia su público local, el
espectáculo continuó con más de Deep Purple, con Hughes encabezando una
versión del clásico “Smoke on the water” que hizo
explotar a la audiencia, y dio a Stevens más oportunidades para lucirse
con el apoyo de McKagan (bajo), Sorum (batería) y Clarke (guitarra).
“Los extrañamos, los amamos, ¡ustedes son el rock and roll!”, sentenció
el vocalista para delirio de un público rendido a tanta historia.
Tiempo
después aparecía en el escenario el cantante estadounidense Corey
Taylor para relevar a Hughes como la voz principal de la banda, con el
clásico de Billy Idol, “Rebel Yell”; la lluvia ya había
parado por completo, como por arte de magia (rockera) y respeto a los
artistas. “Es mi primera vez en Paraguay, y déjenme decirles que no voy a
esperar tanto para volver”, aseguró Taylor entre canciones.
Posteriormente tomó el micrófono Joe Elliott, iniciando su presentación con “Animal” de Def Leppard, seguida de una muy coreada “Pour some sugar on me”.
El
público finalmente pudo ver en el escenario, por primera vez tocando en
vivo, a ese guitarrista convertido en rockstar, Slash, quien salió
acompañado del cantante Myles Kennedy, con quien lanzó el año pasado el
disco “Apocalyptic Love”. Con Kennedy en el micrófono y Slash saltando mientras tocaba, el grupo siguió su show con el tema de Guns 'N Roses “Nightrain”, seguido de “It's so easy”;
Kennedy emuló de forma bastante acertada el estilo de Axl Rose,
mientras Slash ponía los riffs como un lienzo para que sus compañeros
pintaran encima.
La nota de color: la camiseta que tenía puesta el
legendario guitarrista, con el estampado en guaraní “Japiro” y una
imagen representativa.
Tras
un breve intermedio, los artistas regresaron para presentar una serie
de canciones acústicas que iniciaron con Glenn Hughes interpretando el
tema de Deep Purple “Mistreated”, rodeado de sus
compañeros sentados, como si de una peña musical se tratara. Casi una
ronda de amigos con el rock como mejor excusa. Un grato momento con otra
gran intervención del británico, algo deslucida por momentáneos pero
notorios problemas en el sistema de sonido del evento.
No tardó
para que Stevens tome el protagonismo para lucirse con un imponente solo
de guitarra española que hizo estallar en aplausos al público, y al que
siguió Joe Elliott en el micrófono, interpretando “Two steps behind” de Def Leppard, seguido de la balada de Stone Sour “Though glass”,
con Corey Taylor cantando; de nuevo se registró otra breve pero molesta
falla en el sonido, y un momento anecdótico en el que alguien arrojó un
cigarrillo de marihuana encendido al escenario, lo que el cantante
agradeció entre risas.
A continuación Kennedy –previa canción de
feliz cumpleaños por parte de sus compañeros y el público, ya que el
cantante cumplió ayer 44 años– pasó a interpretar la canción de Velvet
Revolver “Fall to pieces”, seguido por Clarke y Slash con una muy celebrada versión del clásico de Bob Dylan “Knockin' on Heaven's Door”,
con un nuevo lucimiento por parte del melenudo guitarrista. El público
agradecía el episodio musical, con los coros en simultáneo y la energía
intacta.
Las cosas volvieron a ponerse eléctricas luego cuando
Hughes volvió a tomar la posta, previo cambio de instrumentos, para
interpretar “Burn” y homenajear a Led Zeppelin con “Communication Breakdown”, enganchándola con “Immigrant Song”, que fue cantada por Kennedy.
Siguió, con Taylor en el micrófono, una versión del tema “Slither”
de Velvet Revolver, a la que siguió un cover de “Mr. Brownstone” que
dejó al público rendido ante el icónico Slash. Elliott volvió a tomar el
micrófono y propuso “démosle un poco de amor a Freddie Mercury”, con
una magistral interpretación del clásico de Queen “Tie your mother down”.
El
público paraguayo pudo disfrutar también de una “exclusiva”, ya que
Kings of Chaos interpretó luego, de forma magistral, una canción que
afirmaron nunca haber hecho antes, el recordado éxito de David Bowie “Heroes”.
El
show llegó a una recta final por y para el lucimiento de Slash –sin
dudas, la gran figura de la noche– y el resaltamiento de su historia con
los Guns 'N Roses. Primero llegaron los inconfundibles primeros acordes
de “Sweet Child O' Mine”, que hizo perder el control al público, seguida de una versión de “Paradise City”
que acabó por convertir a los artistas en reyes y monarcas del caos,
representado por sus miles de súbditos convertidos en un mar de
camisetas revoleadas, cabezas sacudidas y cuerpos saltando y rebotando.
Una
vez más, el rock cumplió su cometido: unir a varias generaciones,
sacudir recuerdos y exhibir el virtuosismo de músicos con historia y
(todavía) mucha tela por cortar.
Fuente: ABC