No es novedad que la industria de las motocicletas goza de buena salud en Paraguay y cada vez los números de las empresas productoras se multiplican.
Sin embargo, uno de los detalles más llamativos que se pudo notar durante un recorrido por las fábricas, organizado por la Cámara Industrial Paraguaya de Motocicletas y Automotores (Cipama), fue el hecho de que mujeres realizaban tareas que tradicionalmente se consideraban que eran solo para hombres, como es el caso de la soldadura de las partes.
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| Incursión. Las obreras trabajan directamente en la producción de cada motocicleta Taiga |
En la empresa Inverfin, que produce
la moto de marca Taiga, hace más de tres años que obreras son incluidas a
la línea de producción y tienen trato igualitario, según aseguraron sus
directivos.
Leticia Blaires, que se dedica a las soldaduras de los accesorios desde hace tres años, comentó que hay tres chicas soldadoras, y en total son diez las mujeres que trabajan en la producción directa de las motocicletas.
La trabajadora comentó que realizó el Bachiller Técnico Industrial en el colegio, por lo que ya sabía de qué se trataba este negocio.
“En una planta industrial donde trabajé primero les conocí a otras chicas. Las dos que están soldando conmigo también estaban en esa fábrica. Se presentó la oportunidad de venir acá (Inverfin). Yo fui la primera. Como les gustó como me desenvolvía, me preguntaron si no tenía más conocidas. Aproveché y les traje”, recordó.
Blaires indicó que las mujeres que están en las tareas de soldadura aún no tienen hijos, pero que tres de las que realizan el ensamblaje sí ya son madres.
“A todos se nos trata por igual, dentro de un ambiente de respeto. Acá es muy agradable. En otras empresas se da que porque sos mujer, te quieren faltar el respeto y te quieren hacer de menos, pero acá somos todos iguales”, ratificó.
Leticia Blaires, que se dedica a las soldaduras de los accesorios desde hace tres años, comentó que hay tres chicas soldadoras, y en total son diez las mujeres que trabajan en la producción directa de las motocicletas.
La trabajadora comentó que realizó el Bachiller Técnico Industrial en el colegio, por lo que ya sabía de qué se trataba este negocio.
“En una planta industrial donde trabajé primero les conocí a otras chicas. Las dos que están soldando conmigo también estaban en esa fábrica. Se presentó la oportunidad de venir acá (Inverfin). Yo fui la primera. Como les gustó como me desenvolvía, me preguntaron si no tenía más conocidas. Aproveché y les traje”, recordó.
Blaires indicó que las mujeres que están en las tareas de soldadura aún no tienen hijos, pero que tres de las que realizan el ensamblaje sí ya son madres.
“A todos se nos trata por igual, dentro de un ambiente de respeto. Acá es muy agradable. En otras empresas se da que porque sos mujer, te quieren faltar el respeto y te quieren hacer de menos, pero acá somos todos iguales”, ratificó.
Fuente: ultimahora
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