La posibilidad de desarrollar viñedos en el país, a partir de un análisis técnico y estudio de suelo, para luego estudiar factibilidades económicas al respecto, surgió recientemente de la mano de la ingeniera agrónoma y enóloga argentina Gabriela Celeste, quien ayer disertó sobre el potencial vitivinícola del Paraguay.
La experta es directora de la consultora Eno Rolland, empresa del enólogo más reconocido del mundo, Michel Rolland, que brinda servicios de asesoramiento vitícola y enológico a proyectos de diversas características y escala.
“Para producir vinos, hay que ver primero lo que se quiere hacer en torno a variedades; la idea es abastecer al mercado interno mediante un diferencial de conquista al público con un producto local, frente a las etiquetas que llegan de todo el mundo”, explicó.
Sobre los plazos relativos que puedan darse, toda vez que se concrete en algunas zonas del país la industria originaria, destacó que se trata de un trabajo largo y paciente, porque luego de que se tenga la plantación se precisan tres años para una primera producción de uvas, quizá no aún para una vinificación, sino para ensayo; para posteriormente contar con una producción sostenida luego de cuatro a cinco años.
La experta dijo conocer que existen interesados en el país que se animarían a incursionar en este rubro, pero que irá tomando contacto en este tiempo con los posibles inversores. Sobre las zonas potables, dijo que deben ser áreas con más elevación, con condiciones de clima favorables, y a partir de ahí se estaría pensando en cepajes específicos que resultarían en el país. No descartó la eventual producción de vinos blancos, mientras que entre los tintos dependería del ciclo de la planta, de los cultivares o los cepajes.
Luego de la etapa de aseguramiento de los cultivares, llega la de la producción y preparación, el trabajo en bodega, que en cierto modo es más sencillo, a criterio de la enóloga. La importación de maquinarias, cubas o barricas, además de la transferencia de conocimiento, constituyen facetas posteriores más ágiles, “pero lo más importante es el suelo”, según destacó Celeste.
La especialista mencionó que en su disertación brindó además aspectos resaltantes de su trabajo con el afamado enólogo francés Michel Rolland, quien había llegado a la Argentina para crear una sociedad fundada en la provincia de Mendoza, de nombre Eno Rolland, como soporte técnico para viñedos que deseasen expandir su marca.
Celeste estuvo acompañada de un grupo interesado de paraguayos amantes del vino, quienes le brindaron las características de algunas zonas en torno a posibilidades para asentar viñedos que pudieran, con el tiempo, producir vinos locales de calidad.
Fuente: ultimahora
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