lunes, 14 de julio de 2014

Fue, triunfó y volverá



Por Lic. Marisol Palacios

 
De ayudante de albañil a galardonado arquitecto, el profesional compatriota Jorge Bosch cuenta su experiencia de vida desde sus oficinas de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. 



/ Durston Saylor
 
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El edificio restaurado es de un estilo similar al del Panteón Nacional de los Héroes de Asunción, solo que 10 veces más grande y alto. En los interiores, la estructura debió ser reforzada para soportar los cambios. / Durston Saylor
  
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El costo final del proyecto fue de USD 22.000.000 y en el mismo intervinieron, además de Bosch, otros profesionales de diferentes áreas, como ingenieros estructurales, sanitaristas y eléctricos. / Durston Saylor

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Considerado uno de los arquitectos más prolíficos y exitosos no solo en Paraguay, sino también en los Estados Unidos, encontró su vocación en medio de mezclas de cemento, cucharas y baldes de construcción cuando todavía era adolescente. El camino no fue fácil, ya que los últimos años de la secundaria los realizó a la noche para trabajar de día como ayudante de albañil de su padre, Juan Bosch, quien era constructor. “Creo que ya entonces me empezó a gustar todo lo referente a la construcción edilicia”, recuerda en una entrevista online.

Como no distinguía la diferencia entre ambas carreras, no podía decidir entre estudiar Arquitectura o Ingeniería, así que don Juan lo llevó a hablar con un amigo ingeniero, quien le aclaró el panorama. “Me decidí por Arquitectura”, agrega.

Egresó de la UNA en 1975. Al cabo de 11 años, la diosa fortuna le guiñó el ojo cuando en 1986 fue contratado para realizar varios proyectos en Nueva York, EE. UU.

“Esa primera etapa la tomé como un desafío. Vinimos con mi esposa (Ramonita Gómez) y nuestros tres hijos (Cristian, Montserrat y Jordi) con la intención de quedarnos solo dos o tres años”, recuerda. Y al final, se quedaron en la Gran Manzana seis años. “Regresamos al Paraguay recién en 1992”, cuenta.

Jorge Bosch es uno de los pocos arquitectos paraguayos que cuenta con licencia para ejercer en los EE. UU. Tanto es así que en el 2000 fue convocado por un cliente neoyorquino para realizar importantes proyectos en los EE. UU. y regresó al país del Norte siempre con la intención de quedarse solo por un tiempo. Que esta vez se prolongó por… ¡14 años! “Me empezaron a salir más proyectos”, refiere. Entre ellos, hubo uno: el del Williamsburgh Saving Bank, en Brooklyn, por el cual, recientemente, recibió cuatro galardones, gracias a su trabajo en la reutilización, renovación y restauración del predio. “El edificio fue construido en 1870 por George B. Post, uno de los arquitectos más famosos de la época en los Estados Unidos, para el Banco Williamsburgh y funcionó como tal hasta diciembre de 2010, año en que un grupo inversor lo adquirió”.

Bosch fue llamado para llevar adelante el proyecto de cambio de uso, restauración y renovación del edificio. El Williamsburgh Saving Bank se erige como una de las joyas arquitectónicas de Nueva York, por lo cual —para el arquitecto— constituyó un gran desafío encarar las reformas. “Tuvieron que intervenir, además, otros profesionales de diferentes áreas: ingenieros estructurales, ingenieros sanitaristas, eléctricos y otros. 

Para poder entenderlo, hay que pensar que el edificio fue construido para funcionar como sede de un banco, y el salón principal estaba preparado para soportar una capacidad de 100 personas, y ahora lo transformamos para salas de banquetes y galería de arte, con una capacidad para albergar hasta a 1000 personas en algunos eventos”, explica.

Bosch señala que en los EE. UU. es bastante común convertir estos edificios grandiosos, pero difíciles de usar en nuestro tiempo, denominados elefantes blancos, por lo que son convertidos para estos y otros usos, y reciben incentivos fiscales para poder mantener estas joyas arquitectónicas del pasado, patrimonios históricos de un país. “En Manhattan hay otros edificios similares”, indica.

El edificio, de un estilo similar al Panteón de los Héroes, pero 10 veces más grande y alto, estaba totalmente abandonado y semidestruido. Solo la cáscara estaba en pie, por lo que se tuvo que reforzar todo: desde la estructura hasta la calefacción, dado que el sistema estaba obsoleto y se instaló uno nuevo, acorde al tiempo actual. El principal tropiezo era que en la época en la que fue construido no existían los acondicionadores de aire y debían instalarse por completo sin que los ductos y maquinarias fueran visibles desde la calle ni desde adentro, pues es un edificio designado como patrimonio histórico. “La iluminación interior y exterior también fue todo un tema”, enfatiza.

“Se tardó tres años entre proyecto y construcción, y hace unos meses se inauguró. El proyecto ha ganado ya cuatro premios (ver detalles en el recuadro)”, comenta. El profesional recibió la invitación para ir a la cuarta ceremonia de entrega de premios, pero no podrá asistir, pues unos días antes de esa fecha ya regresará al Paraguay para activar con más fuerza su estudio arquitectónico: Arquitecto Jorge Bosch. Proyectos y Construcciones, montado en nuestro país y que siempre estuvo en funcionamiento.

Cuenta que los trámites para iniciar la reconstrucción no fueron nada fáciles. La presentación del proyecto al Departamento de Obras de la Municipalidad de Nueva York, como así también al de Patrimonio Histórico (Landmarks Preservation Commission), fue toda una odisea; fueron varios meses de puros trámites, que incluían presentaciones de planos, dibujos, entre otros, al Consejo Vecinal del barrio de Brooklyn para que aprobaran el proyecto. “El costo final llegó a USD 22.000.000”, revela.

Bosch manifiesta sentirse contento por los premios obtenidos, los cuales significan un reconocimiento a su esfuerzo y dedicación profesional. Aunque confiesa que nunca pensó llegar tan lejos en su carrera. “Ni fue mi objetivo. En todo lo que hago me esfuerzo en hacer bien las cosas y, en la medida de lo posible, busco la excelencia. Aun al ver terminada una obra, siempre siento que le falta algo para que sea perfecta”, afirma.

Considera que el principal desafío de trabajar en un país extranjero es el idioma. “En mi caso, fue aprender los materiales y sistemas constructivos utilizados; luego, las reglamentaciones de construcción, las costumbres y los estilos de vida relacionados al diseño arquitectónico”. Aunque es difícil posicionarse en el extranjero, no lo cree imposible. “En nuestro país es todo más fácil. Conocemos la cultura, las costumbres, las pocas reglamentaciones que hay. Por dar un ejemplo, hasta hace poco, en el Paraguay solo había dos tipos de paredes: de 15 y de 30, y en los Estados Unidos hay decenas de tipos de paredes con diferentes combinaciones de materiales, ya sean ladrillos, bloques de cemento, materiales compuestos, tipos de paredes que se deben usar de acuerdo a los requerimientos del Reglamento de Construcción”.

Su satisfacción profesional se basa en haber llegado a lugares importantes en su profesión. “El juicio de valor lo dejaría para que lo hagan otras personas, comparando y evaluando lo que hice, lo que logré”. Bosch considera que para alcanzar el éxito hay que tratar de hacer bien las cosas, buscar la excelencia en lo que uno hace y que salga bien el resultado. “Soy muy exigente, comenzando conmigo mismo; no descanso hasta estar satisfecho con lo que estoy haciendo”.

A pesar de los logros y premios obtenidos, el Arq. Bosch, en poco tiempo, retornará a nuestro país. “Nunca fue mi intención quedarme en los Estados Unidos. Fue, más que nada, un desafío profesional el poder participar en una sociedad tan competitiva como esta”.

¿Qué es lo primero que hará cuando retorne a nuestro país? “Iré a la habitación donde mi madre vivió sus últimos años. Y quizá llore un poco...”, concluye.


Los premios


Los galardones que recibió el Arq. Bosch por los trabajos de reutilización, renovación y restauración del Williamsburgh Saving Bank son: Premio por Preservación, n.º 24, Lucy G. Moses, otorgado por la Sociedad de Conservación del Patrimonio Histórico de Nueva York; Premio por Excelencia en Preservación Histórica, otorgado por la Liga de Preservación del Estado de Nueva York; Premio por Preservación Histórica, otorgado por la Cámara de Comercio de Brooklyn, Nueva York; Premio por Preservación Histórica en el Estado de Nueva York, otorgado por la Oficina de Parques, Recreación y Preservación Histórica del Estado de Nueva York.


Identikit


El mayor de los dos hijos de los españoles Juan Bosch y Juliana López, el Arq. Jorge Luis Bosch López, nació en San Lorenzo, el 30 de abril de 1949. Su hermano, José Antonio, falleció hace seis años. Está casado con Ramonita Gómez y tienen tres hijos: Cristian, Montserrat y Jordi.

En los EE. UU. fue presidente del Centro Paraguayo de Nueva York entre los años 2004 y 2005. Allí se fundó la primera y única escuela paraguaya en el exterior. Además de presidir la New York Society of Architects (Sociedad de Arquitectos de Nueva York) y ser reelecto dos veces, fue el primer hispano que presidió esta sociedad de más de 100 años de existencia.


mpalacios@abc.com.py 
Fuente: ABC
 

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