Más de US$ 6 millones por día mueve el Mercado Nro. 4 de Asunción

Popular, caótico y barato, pero a la vez multimillonario

Por Nancy Pérez

Hace 70 años se proyectaba para el “mercadito” de Pettirossi la construcción de modernas instalaciones. Pero, siguiendo una lógica propia y distinta, el sitio fue creciendo desordenadamente sin pausa cada década. Hoy, pese a su tremenda informalidad, el caótico transitar por sus pasillos y la falta de higiene no impiden al popular Mercado 4 y su área de influencia concretar transacciones diarias que llegarían a US$ 6 y 7 millones. 

De 1967 a hoy. El mercado sigue tan vigente como siempre por sus precios atractivos. / abc color

 

Tarea difícil es describir y explicar en su total magnitud al Mercado Municipal Nº 4. Prácticamente, es una pequeña ciudad en la que se encuentra todo lo que uno se pueda imaginar, que tiene su propio puesto de salud, escuela, capilla, cooperativa, radio, policía y bomberos.

El mercado y su área de influencia están delimitados por las calles Perú, Ana Díaz, José Asunción Flores y Elizardo Aquino y la zona conocida como Dos Bocas. Dentro de este perímetro están también las avenidas Pettirossi y Rodríguez de Francia, que constituyen las zonas más codiciadas por los comerciantes.

Desde lo alto de los edificios aledaños, la escena presenta coloridas lonas que cubren miles de puestitos.

Debajo de ellas, los compradores –unos 25.000 por día– circulan desde temprano, obligados de tanto en tanto a esquivar a los carretilleros en su firme marcha.

Pese a lo complicado que resulta estacionar y el caótico peregrinaje por sus pasillos invadidos por el olor a fritura, muchas personas siguen eligiendo al Mercado 4 y su entorno para hacer compras.

Según estimaciones, en el sitio y toda la zona de influencia se mueven alrededor de US$ 6 o 7 millones.

La explicación de este éxito viene por los precios tentadores y el deseo de compradores de encontrar alguna “ganga” que justifique tamaña travesía. “Si uno hace un relevamiento de precios, puede encontrar que los productos son mucho más baratos aquí. Por eso el mercado sigue tan vigente como hace décadas atrás y el área de influencia sigue agrandándose. En los últimos tiempos la expansión se fue dando sobre la calle Ana Díaz, dinamizada por la feria de los bolivianos”, aseguró Iván Arévalo, director del Mercado 4.

La recaudación

En el 2011 se recaudaron en materia de impuestos G. 2.369.421.700. En el primer trimestre del 2012 la recaudación se incrementó un 26,11% respecto al año anterior. El viernes los permisionarios realizaron una manifestación por la reciente suba del canon. Aducen que ahora deben pagar más, pero que nada se invierte para mejorar el sitio.

El último censo refleja la existencia de 2.725 permisionarios y unos 3.200 comerciantes particulares distribuidos en locales independientes y en 16 galerías. A ellos también se suman miles de vendedores ambulantes que no están censados, por manejarse como “nómadas” en toda la zona.

Pese a que el sitio ya está abarrotado de puestos y vendedores, la demanda de un espacio dentro del mercado es constante. “Recibimos entre 15 y 20 pedidos al mes de adjudicación y transferencias entre familiares. Hay gente que tiene más de 50 años trabajando en el mercado. Cuando los antiguos permisionarios fallecen se genera un conflicto enorme con sus herederos, puesto que todos pretenden quedarse con el valioso lugar”, asegura el director.

La usura y la indigencia

Uno de los graves problemas del Mercado 4 es la terrible usura en la que caen los trabajadores del mercado. Los intereses cobrados oscilan entre un 10 y 20% por día. La Cooperativa Mercado Nº 4 busca contrarrestar esta situación, pero los permisionarios se quejan de que últimamente “funciona casi como una financiera más”.

Otra triste realidad es el estado de indigencia de trabajadores o personas que tienen al edificio del Mercado 4 como su hogar. “Hay muchos ancianos, personas con problemas mentales abandonadas aquí, jóvenes y niños que caen en adicciones. La solidaridad no falta y siempre hay un plato de comida para ellos. Hay gente que duerme en sus propios puestos y ya hemos velado en este edificio a personas para quienes los vendedores eran su única familia”, relata el director.

Sitio impenetrable

Arévalo admite que muchas cosas irregulares que se ven en el mercado escapan a la administración municipal.

“Vemos mercadería que no sabemos si ingresa en forma legal o si la marca es legítima. No somos autoridad competente para ejercer ese control. Pero para quienes pueden hacerlo, el sitio se vuelve impenetrable por la unidad que existe entre los vendedores. Cuando llega una comitiva fiscal, ellos defienden sus puestos de trabajo con uñas y dientes”, señala.

Un lugar emblemático con historia de más de 70 años

Hace 70 años, la intención de dotar de mayor infraestructura al “mercadito” de la avenida Pettirossi se plasmaba en el decreto del Poder Ejecutivo 12.348 del 4 de mayo de 1942 que aprobaba el Presupuesto de Gastos de la Municipalidad de la Capital, y que en su inciso tercero destinaba la suma de 369.250 pesos de curso legal para la construcción e instalación del “Mercado Dos Bocas” (Registro Oficial, 1942. Biblioteca Nacional).

Gobernaba el país el Gral. Higinio Morínigo, quien había ordenado desalojar del centro al antiguo Mercado Guasu y dispuesto la creación de mercados modelo en los barrios aledaños.

A lo largo del año 42 los medios de prensa publicaban los llamados a licitación para la construcción de galpones y puestos de venta para estos mercados.

Según el diario oficialista El País, el 21 de junio de 1942 se realizó una celebración religiosa para bendecir la capilla (existente hasta hoy) y proceder a la entronización del Sagrado Corazón de Jesús.

La ceremonia fue apadrinada por el entonces intendente municipal, Alfonso Dos Santos, y su esposa Teresa Cogorno de Dos Santos.

Según la crónica periodística, el jefe de la comuna dijo en la ocasión que “muy pronto se verían convertidas en realidad las aspiraciones de las humildes vendedoras del mercadito y a corto plazo tendrán un mercado digno de sus ocupantes, porque ya no es época de promesas sino de las realizaciones”.

El mercado crecía desordenado y en la década del 50 se construyó el edificio inconcluso de 7 pisos, que el año pasado fue declarado en emergencia debido a que nunca se le hizo mantenimiento.

“Por primera vez se hizo un estudio de la estructura del edificio que estuvo a cargo de las facultades de Ingeniería y Arquitectura y se determinó que necesita una intervención urgente. El intendente Arnaldo Samaniego ha tomando con seriedad este asunto. Ahora se está haciendo un concurso en la UNA para presentar un proyecto de ordenamiento, modernización y reestructuración del edificio. Una vez que se apruebe el proyecto ganador estaríamos llamando a licitación. Recibimos un mercado abandonado y queremos dejar un mercado moderno”, dijo el director del Mercado 4, Iván Arévalo.

Aunque suena como la promesa del intendente Dos Santos de hace 70 años, ¿esta vez se hará realidad?