Una vez más pudimos apreciar un show que tuvo todos los ingredientes para que llegue al rango de "memorable".
La bada transformó la noche asuncena en memorable. Foto: Fernando Calistro |
Por Elías Piris
eliaspiris@gmail.com | En TW: @eliaspiris
Es
que los cuatro caballeros de Battle fueron responsables de otra
conquista británica en suelo paraguayo: Con una perfecta simetría,
sedujeron y transportaron a otra dimensión al público de estas
latitudes, que agradecido retribuyó con gritos y aplausos.
Si
algo nos quedó claro antes de que todo comenzara, es que la venida de
bandas y artistas británicos a nuestro país en los últimos tiempos, hizo
que el público paraguayo se adaptara y se acostumbrara sin remilgos a
la famosa "puntualidad inglesa". Esta vez, los roles se invirtieron y
fueron los visitantes quienes se adaptaron a la no menos célebre "hora
paraguaya".
El
concierto, pactado para las 21:30 de la noche, tuvo un retraso de
treinta minutos, que para los fanáticos sedientos de britpop fue una
eternidad. Tanta fueron las ansias y la emoción por la espera, que
pudimos ver a más de una fanática desvaneciéndose producto del cansancio
físico, motivo de estar parados tanto tiempo.
Afortunadamente
la organización del Asunción Pop Festival contó con un nutrido equipo
de bomberos voluntarios, quienes se encargaron de brindar la debida
asistencia.
Pasaron
los minutos, con la típica atmósfera de presión que ejerce un público
ávido de ver a su artista preferido haciendo de las suyas en el
escenario. Para dar una idea, cada vez que un técnico de sonido o roadie de
la banda se acercaba a la tarima para realizar un ajuste a los
instrumentos, que ya se encontraban armados, muchos gritaban y
aplaudían, tal vez con el espejismo que se trataba de alguno de los
integrantes de la banda.
En
los relojes (y en los teléfonos celulares) marcaban exactamente las
diez de la noche cuando con una introducción al estilo preludio, Tom
Chaplin, Jesse Quin, Tim Rice-Oxley y Richard Hughes, hacían su entrada
triunfal al Jockey Club paraguayo ante el alarido grito de los fanáticos
y fanáticas.
Como excusándose por la tardanza, Tom Chaplin hizo una reverencia digna de un gentleman inglés y se dispuso a cantar la primera canción "You Are Young", del último material de estudio "Strangeland".
Algo
llamativo fue la sencilla escenografía del show, sin la parafernalia
que por lo general suele caracterizar a las bandas de alto calibre, pero
todo en su justa medida, el escenario sin mucho ornamento daba a
entender la actitud sencilla de Keane, que no reniega de sus orígenes
como banda de garaje.
Luego
de los gritos, aplausos y silbidos propios de la bienvenida, los
caballeros de Battle entendieron que el público paraguayo es todo, menos
apático, y decidieron tomaron en serio su promesa de hacer una noche
inolvidable.
El
baterista Richard Hughes con un "one, two, three, four" marcó con los
palillos de su batería el compás de "Bend And Break" para ir calentando
los motores, una parte del público saltaba, otros con sus cámaras y
teléfonos celulares grababan ese inolvidable momento en el tecnológico
baúl de los recuerdos.
La
brisa de la cálida noche asuncena invitaba a bailar desenfrenadamente y
cantar hasta quedar con la garganta desgastada, siguió "Day Will Come" y
seguidamente la oscura e introspectiva "Nothing In My Way", que nos
demostró que efectivamente como reza el título de la canción nada ni
nadie se interpuso en el camino del impecable bajista Jesse Queen, quien
entró a una banda caracterizada por la ausencia de este instrumento y
se convirtió en la espina dorsal de la banda, con sus simples pero
contundentes líneas, además de tener una brillante puesta en escena,
saltando y moviéndose feliz por el escenario, con la satisfacción de
saber que ese puesto es suyo y de nadie más.
Pero
la cuota onírica de la banda, el que con sus dedos es el encargado de
transportar nuestros sentidos en un orgasmo de sonidos es el tecladista
Tim Rice-Oxley, a quien solo le bastó un sintetizador para llevarnos sin
permiso alguno a los años ochenta con "Spiraling".
Si
algo tenemos que destacar, ponderar y elogiar de Keane es la química
entre todos los integrantes. Es notorio que el "secreto" del éxito de
esta agrupación es haber encontrado la fórmula para hacer hits y además
sonar ajustados y precisos en todo momento.
Siguieron las canciones y la energía lejos de disminuir, se acrecentaba, como la potencia de la voz de Tom Chaplin, el frontman
de la banda, quien con sus agudos y flirteos vocales maravilló a más de
uno, aparte de dar una cátedra de fluidez y empatía con el público, que
meses atrás había criticado la frialdad de Noel Gallagher, pero esta
vez tuvo su revancha con Chaplin, quien hizo todo lo que gusta al cada
vez más exigente público paraguayo, lo único que le faltó fue saludar en
guaraní.
Keane
prometió hacer un recorrido por toda su discografía y así fue, pero
como era de esperarse, pero los clásicos fueron los más cantados, entre
ellos se destacó el primer "hit" de la banda "Everybody's Changing".
La
mitad del show fue diseñado para los fanáticos de primera línea, con
canciones como "The Starting Line", "Your Eyes Open", "A Bad Dream", con
un solo de sintetizador no apto para cardiacos. Hasta que "Perfect
Symmetry" dio inicio a la ensordecedora seguidilla de éxitos que
vinieron uno tras uno, sin dar tiempo para respirar, solo para cantar a
todo pulmón.
"This is The Last Time" llegó en el momento exacto es que el público
necesitaba esa descarga de alto voltaje, propia de las canciones
radiales.
Keane
llegó a la cúspide con la bella "Somewhere Only We Know", con el
pedestal de micrófono de Chaplin que hizo las veces de mástil para la
bandera paraguaya mientras era cantada como un auténtico himno.
A
continuación la eléctrica y pegadiza "Is it any wonder?" para dar paso a
"Bedshaped", que fue cantada desde el comienzo hasta el final, con un
Tom Chaplin incrédulo y a la vez feliz por la receptividad de los
paraguayos.
No
faltó el clásico "amague" propio de los conciertos, con el efecto
deseado: "Otra, otra, otra" pedían las cerca de 15.000 almas que todavía
no tenían la dosis completa.
Volvieron
y sonaron "Sea Fog", "Soverign Light Café" y la infaltable "Cristal
Ball", pasaron dos horas y la voz de Tom Chaplin, intacta, podría
decirse que no desafinó "ni por decreto".
Se
pensaba que sería la despedida....Pero no, cuando las fiestas son
excelentes, no debe faltar el postre, y este fue "My Shadow", por si
faltaba algo más para que sigamos en las nubes. Los caballeros de Battle
gustaron, encantaron y brillaron.
La promesa fue regresar....Estamos
seguros que sí.
Fuente: ultimahora
La banda británica Keane interpretando "Bedshaped" en su show de Asunción Paraguay.
Tom Chaplin: I'm sorry it took us so long to be here.... You are bloody brilliant!!!
el Baterista Richard Hughes escribió desde la cuenta oficial de la banda: “Impactante, asombroso, increíble... no sé qué decir. Tantas banderas…
...gracias por venir a vernos en Paraguay: uno de mis shows favoritos de todos! R”.
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