viernes, 6 de noviembre de 2015

Ser mujer y filósofa en Paraguay



Teresa del Pilar Ríos es monja y una de las dos doctoras en Filosofía que ha conocido el Paraguay




Redacción-Paraguay.com
Ella lleva una sonrisa amplia y una mirada alegre. La pregunta es su herramienta para el aprendizaje en clase. Es monja teresiana,  "hermana de la compañía Santa Teresa de Jesús". Docente universitaria en la Universidad Nacional de Asunción y en la Universidad Católica.  "Teresa del Pilar es, ante todo, una mujer, que ama serlo y posicionarse como tal. Con conciencia de género, y que está a vida o muerte en cada palabra, en cada acto, en cada gesto", dice.
Se considera "una mujer crítica, apasionada por la vida, por lo que le sucede al mundo, por la educación, el arte, la literatura, la filosofía y, sobre todo, interesada por la suerte de las mujeres".

Teresa del Pilar Ríos.
Teresa realizó sus estudios en universidades de Chile y es autora del libro "El sentido trascendente de la vida en Viktor Frankl".  Apasionada por construir una sociedad más democrática, inclusiva, justa, equitativa y pluralista. Se define "amante de la utopías que nos movilizan y nos mantienen despiertos".
-¿Cómo es ser mujer y ser filosofa?
-Por un lado, ser mujer en un mundo y en una sociedad patriarcal y androcéntrica no es fácil, aunque se proclame que los derechos de las mujeres tienen plena vigencia, no es tal. Por otro lado, considerar a alguien filósofo o filósofa es algo muy serio. Más bien me considero como amante de la filosofía, de esta actividad intelectual tan antigua y tan nueva. Algunos han dicho: “la filosofía es mujer”. A mi juicio, hay algo de razón en ello, pues la filosofía tiene ese algo inexplicable que embriaga a todo aquel que la beba. Le atrapa de tal modo que lo vuelve adicto y ya no puede salir de ese estado de encantamiento permanente en que se siente envuelto. Modo de ser que lo dinamiza y lo lanza a estaractiva y contemplativamente en la realidad. Crítica y operativamente, es decir, amorosamente.
-Otra pregunta: ¿Qué tan difícil es ser mujer, además ser filósofa y además estar dentro de la iglesia católica?¿Le ha traído alguna contradicción la filosofía respecto de su elección religiosa?
-Mirá, son tres variables bien desafiantes, no siempre fáciles de compaginar. Como es sabido, la filosofía ha tenido, a lo largo de la historia, un carácter eminentemente masculino. En los planes y programas de estudios universitarios de la actualidad no se incluyen a mujeres filósofas, habiendo tantas de gran relevancia y originalidad. Así también, la mayoría de los que estudian filosofía son varones. Hasta ahora, en Paraguay soy la única mujer apenas una de las dos mujeres, doctora en Filosofía. Creo que este hecho habla por sí solo.
Ser mujer y filósofa en la iglesia católica es algo que todavía debe ir construyéndose. Pareciera ser que la sola presencia de la mujer es una amenaza, su profesionalidad y excelencia se constituyen, muchas veces, en suficiente motivo para inauditos estigmas que conducen a conjurar sus supuestos males, y tenerla así alejada de responsabilidades, cátedras y puestos de trabajos dignificantes. Son apenas saldos marginales lo que ellas alcanzan a lograr. Habría que ir descubriendo la maravilla y la riqueza que significa compartir y trabajar juntos a partir de una perspectiva de circularidad y reciprocidad, y no de simple superioridad e inferioridad arbitraria, reduccionista, tendenciosa e injusta.
-La fe y la filosofía son cosas distintas. ¿Cómo lo entiende usted?
-Evidentemente que la fe y la filosofía son cosas distintas, pero que están estrechamente vinculadas entre sí. Ambas se sitúan dentro del ámbito de la intelección de la realidad. La intelección es el ámbito radical donde filosofía (razón) y fe son actitudes ante esa realidad radical que fundamenta todo lo que hay, y no meros criterios de conocimiento yuxtapuestos entre sí. Fe y filosofía-razón son actitudes porque al conocer algo de esa realidad fundamentante tengo la posibilidad de entregarme o no a dicha realidad que me constituye como persona. La conexión entre la fe y la razón se halla formalmente cimentada dentro de la intelección y no fuera de ella.
La fe no nos saca realmente de nuestra persona, sino que nos sumerge más hondamente en ella. Entregarme al fondo transcendente de mi propia realidad es ya, de algún modo, tener fe en ese alguien que me fundamenta. Por tanto, la fe no es una cuestión de teología fundamental, al modo clásico, reducida a creyentes, ni solo un indicador de la piedad religiosa de ciertas personas, sino una realidad auténticamente humana, que involucra a toda persona, creyente o no.
La fe y la filosofía, en tanto razón sentiente, son, pues, como las dos alas con las cuales el espíritu o la inteligencia humana se elevan hacia la contemplación de la verdad. En el ser humano hay un deseo innato de conocer la verdad, y la filosofía es el ámbito propicio para que la libertad humana decida entregarse o no a dicha verdad que le hace ser.
-Filosofía latinoamericana: Si tuviéramos que decir “estas son las tres características fundamentales de la filosofía latinoamericana” ¿Cuáles serían?
-La Filosofía Latinoamericana tiene el mismo problema que la filosofía de la liberación, la teología de la liberación y todo pensamiento que no sea el hegemónico de los cinco países de Europa occidental, tales como: Italia, Francia, Inglaterra, Alemania y de los EE.UU. Son los varones de estos cinco países quienes se atribuyeron el privilegio epistémico de decidir que su conocimiento es superior al resto del mundo. Han logrado monopolizar el conocimiento y decidir lo que ha de considerare o no como ciencia.
En efecto, lo que hoy conocemos como teoría social, histórica, filosófica o crítica se basa en la experiencia socio-histórica y la visión del 12% de la población mundial, que en realidad son el 6%, porque sus mujeres están ausentes. Tal es así que, en pleno siglo XXI, con tanta diversidad epistémica, estamos todavía anclados en estructuras cognitivas tan provinciales. Cuando se ingresa a cualquier departamento de ciencias sociales o humanidades, el canon de pensamiento que debe aprenderseestá basado, fundamentalmente, en la teoría producida por varones blancos, creyentes y heterosexuales de los cincopaíses europeos occidentales antes señalados, al decir de Sousa Santos.
Sin embargo,pensar el mundo desde la filosofía latinoamericana, implica el reconocimiento de una tradición de pensamiento en América latina, incluso antes de la conquista. Significa reconocernos a nosotros mismos como valiosos, como afirmara Arturo Roig. A partir de lo “universal situado”, hemos de fomentar el tan aludido “diálogo intercultural”, no sin antes reconocer y desenmascarar los diferentes tipos de asimetrías que dificultan el diálogo.
La filosofía latinoamericana ha de pensar las circunstancias que le aquejan como continente y no remitirse a importar conocimientos enajenantes que encubren y enmascaran la sangrante realidad de injusticia y exclusión que se vive día a día en gran parte de este suelo. De ahí que, la primera responsabilidad filosófica es con larealidad, esa cruel realidad que cotidianamente nos interpela.  
En definitiva, las tres características importantes de la filosofía latinoamericana serían: desenmascarar el pensamiento hegemónico de Europa Occidental, reconocernos como valiosos y capaces de producir conocimientos que respondan a nuestra realidad, y, finalmente, comprometernos con una liberación epistémica que implique una liberación real de las personas excluidas del sistema hegemónico, las cuales se ven imposibilitados de desarrollar dignamente sus vidas.
-Si tuviera que resumir en un párrafo la situación de la filosofía en Paraguay: ¿cómo se referiría a ella?
-Por un lado, no podemos perder de vista que nuestra historia cuenta con importantes pensadores y pensadoras que todavía tienen que ser conocidos y estudiados, como por ejemplo: Cecilio Báez, Eligio Ayala, Ignacio A. Pane, Josefina Dávalos, María Felicidad González, entre otras.
Por otro, la filosofía en el Paraguay de hoy se desarrolla más bien fuera de las academias. Sé de colegas que vienen realizando sistemáticamente ciclo de reflexiones sobre diferentes temas, abierto a todo tipo de auditorio que luego son publicados en textos inspiradores. Me parece muy loable, porque la filosofía y la ciencia no han de darse solamente en los centros académicos, hay que democratizar estos saberes y hacerlos accesibles a la gente que pudiera interesar.   
Asimismo, es justo considerar el incipiente trabajo de investigación que vienen realizando algunas universidades privadas; aunque, no sé si, estrictamente hablando, podríamos llamarle filosofía paraguaya. No obstante, sin duda alguna, son legítimas reflexiones filosóficas que van surgiendo sobre diferentes cuestiones que atañen a nuestra cultura y realidad nacional.
-¿Existen mujeres de referencia en la Filosofía Paraguaya actual?
-Como yo he estado mucho tiempo fuera del país, la verdad es que no conozco a muchas mujeres como referentes de la filosofía paraguaya. Conozco a Monserrat Álvarez, que fue compañera de estudio en la Universidad Católica, sé que tiene escritos serios y valiosos. También está la profesora Mariza Amaral, que si bien es todavía joven, me parece toda una promesa en el campo de la filosofía y de la educación.

Teresa en una exposición en la Facultad de Filosofía de la UNA. Foto: Facebook.

-La filosofía no es muy valorada en nuestra sociedad. ¿Por qué cree usted que se da esto?
-La desvalorización de la filosofía no es solamente un fenómeno local, sino universal, si se quiere. Vivimos en un mundo donde lo que prima es el producir, el hacer, la exterioridad, en desmedro de una reflexión profunda, crítica y serena sobre la vida y la realidad. De ahí que los impúdicos mercaderes trafiquen, oculten, mutilen y adulteren los legítimos anhelos que pueblan el corazón de todo ser humano.
El amor al conocimiento ha sido canalizado hacia una agitación para crear necesidades y responder a los apremios del mercado. Pretender el conocimiento, la verdad, la justicia y la felicidad de todas las personas significaría tener que redescubrir el valor perenne de la filosofía que subyace en toda inteligencia que siente la realidad como tal.  
En definitiva, revalorizar la filosofía implicaría, ante todo, rescatar la humanidad profunda de toda persona, contactarla con su verdad y autenticidad. Con sus ansias de felicidad y plenitud, más allá de un simple sobrevivir cotidiano que lo enajena y envilece.
-¿Qué es lo que debe saber una mujer joven que desea estudiar filosofía en Paraguay?
-En esta pregunta tenemos dos variables relevantes: mujer y juventud. Ambas forman parte de la población vulnerable que está en desventaja con relación a otros grupos hegemónicos de poder. La mujer joven no solamente ha de tener conciencia de género, sino conciencia de su marginalidad por este doble motivo. Pero, sumado a ello está una tercera marginalidad sospechosa y transgresora, la de formar parte de los que pretenden pensar la realidad con rigurosidad. Esta osada trilogía personificada en sermujerjoven y pensante es suficiente motivo para ser objeto de exclusión, prejuicios, estigmas y hasta de gratuita persecución.
En otras palabras, mujer joven, adulta, anciana, o simplemente mujer. No te será fácil, pues todo el escenario conspira en contra tuya. Por tanto, has de ser excelente, digna, fuerte y consciente de lo que tienes entre manos y de los desafíos que habrá que superarlos. No te amilanes, porque tarde o temprano la realidad se impone y se encarga de hacer justicia a quien corresponde. ¡Y recuerda siempre, los derechos no se mendigan,  se usufructúan!

Fuente: paraguay.com

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