Con un régimen tributario ventajoso para las importaciones, Ciudad del Este ha visto desarrollarse hace unas décadas una oferta muy atractiva en materia de productos electrónicos e informáticos, así como de productos de consumo corriente, aunque de lujo (perfumes, alcoholes finos, etc.).
Los intercambios comerciales con el Brasil catapultaron el dinamismo económico de la aglomeración, que se ha convertido en un centro comercial y financiero de nivel regional.
Sin embargo, hasta hoy en día, Ciudad del Este no consigue dibujar un espacio de influencia lo suficientemente importante a nivel regional: en otras palabras, este centro urbano se encuentra más volcado hacia el Brasil que hacia su región interior o hinterland.
Al igual que Pedro Juan Caballero o Salto del Guairá, Ciudad del Este funciona como una “ciudad injerto”, donde la dinámica fronteriza sostiene, o sostenía, su crecimiento.
No obstante, a pesar de haber contado con un cierto modelo de organización de la ciudad, este no estaba adaptado al ritmo y a la función comercial que después se instaló en la urbe, que veía multiplicarse los pequeños ejes comerciales sobrepoblados, en donde se tornaba complicado mantener el orden, la organización y el ambiente urbano que se deseaba en un principio.
Más allá de este pequeño centro comercial y tecnológico, a lo largo de las últimas décadas, la Ruta VII (en dirección a Asunción) fue constituyéndose lentamente como un eje logístico y de servicios. Mientras tanto, en ambos lados de la ruta se desarrollaron nuevos barrios residenciales cuyo centro de referencia era el centro comercial y tecnológico de Ciudad del Este. A pesar de contar con centros de empleo considerables (represas hidroeléctricas, actividades vinculadas al modelo de agricultura empresarial de la región, etc.), la aglomeración de Ciudad del Este estaba sujeta a una verdadera dependencia del comercio fronterizo.
En los últimos años, esta situación de vulnerabilidad fue agravándose con las medidas tomadas por el Estado brasileño y que apuntaban a limitar las importaciones de productos en el vecino país. El proyecto de instalación de Free Shop y Duty Free en el Brasil frente a los comercios paraguayos de las ciudades fronterizas es percibido como una amenaza más al comercio fronterizo paraguayo.
La caída de las ventas se acompañó inexorablemente de serios impactos en la actividad comercial y de servicios (hoteles, bancos, servicios de cambio, comedores y restaurantes). Dicha situación de crisis fronteriza fue agudizándose desde el 2011. Una reconversión estructural del comercio fue siempre enunciada, pero no fue implementada de forma sistemática.
La industria está rediseñando la región de Ciudad del Este
El contexto de dificultad que experimentan las economías fronterizas por el endurecimiento de los controles brasileños y a lo que se agrega la devaluación del real frente al dólar, hace que los compradores brasileños se sientan menos atraídos por los precios de Paraguay, sostiene Investor Economía.
Una buena parte de la zona metropolitana se siente afectada por las escasas ventas, sin que se generen mecanismos institucionales, locales, departamentales o nacionales, eficientes de reorientación de la economía regional.
No obstante, se aprecia un fenómeno que puede denominarse de “resiliencia territorial”, consistente en la capacidad del territorio de sobreponerse a situaciones y condiciones adversas mediante mecanismos innovadores. Dicho de otro modo, se trata de una activación de factores que otorgan una perspectiva alentadora dentro de una situación de crisis.
La zona metropolitana de Ciudad del Este se encuentra experimentando una fase inédita de diversificación económica, liderada esencialmente por la instalación de nuevas actividades industriales fuera del foco comercial tradicional. A nivel nacional, las políticas de atracción de inversiones como la Ley 60/90 (que otorga beneficios a la inversión nacional y extranjera), o la Ley de Maquilas, son responsables del impulso reciente del sector industrial en el Paraguay.
Por otra parte, Ciudad del Este tiene la particularidad de encontrarse a proximidad del Brasil, donde el incremento del Costo Brasil, es decir, el déficit de infraestructuras y las cargas fiscales, incita a los inversionistas vecinos a cruzar la frontera para instalar sus unidades de producción en el Paraguay.
El ejemplo más emblemático es el de la empresa Fujikura, que se encarga de fabricar cableados para automóviles que se producen en Brasil. Dicha empresa ocupa actualmente a más de 2.000 empleados, lo que constituye una cifra significativa para una aglomeración que en 2011 contaba con menos de 12.000 personas ocupadas en el sector industrial.
El reciente proceso de industrialización se acompaña también de un marcado impacto en la estructura territorial de la aglomeración esteña. Asimismo, los distritos aledaños al de Ciudad del Este, pero integrados a lo que se denomina la aglomeración zona metropolitana, ven desarrollarse los "parques industriales" (PI Montecarlo en Hernandarias, PI Taiwán en Minga Guazú, ampliación del PI Mercosur en Ciudad del Este, etc.).
Al mismo tiempo, la transición económica que está en marcha en la aglomeración es generadora de una nueva demanda de empleos en todos los sectores, principalmente en servicios e industria, que alimentan a una clase media en plena expansión. Esta última tiende a imponerse en la estructura social urbana y presenta nuevas exigencias en cuanto al consumo y al acceso a servicios.
Finalmente, se observa que estos procesos de diversificación económica son particularmente activos en los distritos periféricos de la aglomeración (Hernandarias, Minga Guazú, Presidente Franco, pero también la periferia oeste de Ciudad del Este). Allí, no solo los parques industriales se multiplican, sino también los centros comerciales, tal como el de “Jesuitas Plaza”, a la altura del Kilómetro 8 de la Ruta VII. Esta y otras iniciativas son señales claras y firmes de las transformaciones económicas y sociales de Ciudad del Este.
En efecto, las inversiones ya no se orientan exclusivamente a comerciantes brasileños, sino sobre todo al público local, que termina convirtiéndose en la nueva fuerza tanto productiva como consumidora del nuevo dinamismo industrial y de servicios. La nueva oferta comercial y de servicios no se concentra en electrónicos, sino que agrega e integra oficinas, gimnasios, farmacias, guarderías, bancos, financieras, casa de repuestos, supermercados y demás servicios, lo que traduce la voluntad de satisfacer una nueva y creciente demanda local.
Como resultado de estas fuerzas surgen claramente dos nuevas centralidades que complementan, enriquecen y diversifican la oferta de oportunidades de acceso a empleo, bienes y servicios. Aunque de surgimiento espontáneo, los dos nuevos centros que polarizan la vida urbana en Ciudad del Este se sitúan a 4 y 7 kilómetros del centro de la Ciudad, sobre el eje vial que une Asunción con Ciudad del Este.
Ubicados sobre la ruta internacional y en el cruce de avenidas perpendiculares a la ruta, los subcentros urbanos de los kilómetros 4 y 7 son espacios privilegiados de acceso a servicios, disponiendo de una oferta comercial e institucional variada y adaptada a los nuevos patrones de consumo.
La existencia de espacio libre para parques industriales, barrios cerrados y demás iniciativas favorece la localización de las nuevas inversiones, siempre sobre el eje rutero, aunque cada vez más lejos de Ciudad del Este y más cerca de la ciudad de Minga Guazú. La Universidad Nacional del Este es otro poderoso factor de atracción de flujos comerciales y de servicios vinculado a la cadena de valor de la educación (departamentos, comedores, librerías, bares, discotecas, entre otros).
En este sentido, resulta evidente que la expansión de la economía terciaria (servicios a la persona, universidades, equipamiento del hogar, etc.) constituye un factor de consolidación de las economías urbanas.
En el caso de Ciudad del Este, estos procesos conducen indefectiblemente a que la ciudad cuente con sus propias fuerzas, limitando su dependencia a la actividad comercial fronteriza. De este modo, Ciudad del Este tiene la oportunidad de imponerse como centro urbano regional y “comandar” un amplio espacio de influencia en el departamento del Alto Paraná y del oriente paraguayo en general, con un conjunto de actividades más diversas, estables y sustentables.
Aunque la “resiliencia territorial” parece haber generado una nueva vía de crecimiento económico basado esta vez en la industria y los servicios, la planificación, a la escala que sea, debe asegurar el desenvolvimiento de estas fuerzas, promoviendo mayores inversiones al mismo tiempo de dotar de mejores servicios públicos. Con estos elementos, Ciudad del Este está llamada a intervenir en el desarrollo industrial y de servicios a escala regional, integrando las ciudades conurbadas.
El diseño urbanístico de Ciudad del Este, una de las iniciativas con mayor apoyo y reconocimiento social y político de la región, sino la única, está llamada a incorporar no solo las nuevas centralidades de los kilómetros 4 y 7, sino también de las próximas centralidades que podrían surgir, como el kilómetro 10, así como a las ciudades de Minga Guazú, Hernandarias y Presidente Franco. Una nueva escala de intervención es necesaria para fortalecer los procesos en curso, anticiparse a los cambios y construir una región económicamente más equilibrada y socialmente menos desigual.
Escala
Una nueva escala de intervención es necesaria para fortalecer procesos en curso, anticiparse a los cambios y construir región más equilibrada.
Caída
Caída de las ventas fue acompañada inexorablemente de serios impactos en la actividad comercial y de servicios (hoteles, bancos, servicios de cambio...).
“Resiliencia territorial”
Se aprecia un fenómeno que puede denominarse de “resiliencia territorial”, consistente en la capacidad del territorio de sobreponerse a situaciones y condiciones adversas mediante mecanismos innovadores. Es decir, se trata de una activación de factores que otorgan una perspectiva alentadora dentro de una situación de crisis.
Una fase inédita
La zona metropolitana de Ciudad del Este se encuentra experimentando una fase inédita de diversificación económica, liderada esencialmente por la instalación de nuevas actividades industriales fuera del foco comercial tradicional.
El ejemplo más emblemático es el de la empresa Fujikura, que se encarga de fabricar cableados para automóviles que se producen en Brasil. Dicha empresa utiliza actualmente a más de 2.000 empleados, que constituye una cifra significativa para una aglomeración de ocupados en el sector.
La nueva oferta comercial y de servicios no se concentra en electrónicos, sino que agrega e integra oficinas, gimnasios, farmacias, guarderías, bancos, financieras, casa de repuestos, supermercados y demás servicios, lo que traduce la voluntad de satisfacer una nueva y creciente demanda local.
Fuente: ABC
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