El bombardero fantasma del Chaco
Por Oscar Lescano Barreto
Una brillante táctica de guerra en el ocaso de la contienda por el
Chaco terminó por derrumbar la moral boliviana, además de acabar con sus
puntos estratégicos de almacenamiento: El primer bombardeo nocturno en
Latinoamérica.
Un avión similar fue utilizado durante la estratégica y osada maniobra nocturna paraguaya. / histarmar.com.ar
En los últimos días del mes de diciembre de 1934, la armada paraguaya
llevó adelante un audaz maniobra, hasta en ese entonces, nunca antes
vista en Latinoamérica; un bombardeo nocturno sobre posiciones
bolivianas.
Diciembre de 1934: El teniente 1° de Marina, piloto
Ramón Martino y el Capitán Observador Job Von Zastrow, tras ejecutar
previas misiones de reconocimiento aéreo sobre posiciones bolivianas, se
acercaron al coronel Francisco Brizuela, jefe de la escuadrilla de
aviones instalada en Bahía Negra, y le plantearon una osada estrategia.
“Queremos
realizar un vuelo de bombardeo nocturno contra las posiciones
enemigas”, dijeron los aviadores, y los objetivos eran los fortines de
Vitriones y Guijarro.
Asombrado por el audaz ofrecimiento, el
coronel Brizuela expuso los elementos que podrían entorpecer semejante
táctica, como los obstáculos naturales del Chaco, sin embargo los
pilotos lo tenían cuidadosamente estudiado y no existía margen alguno de
error.
Ante la insistencia de los gestores de la táctica, el
coronel Brizuela dio luz verde a la ejecución de la arriesgada empresa y
los despidió en persona desde la pista. Iban en un Macchi 18-R5,
cargados con unas ocho bombas de alrededor de 400 kilogramos cada una
Los
aviadores conocían a la perfección la distancia que los separaba de sus
objetivos, por lo cual ya tenían perfectamente estudiado la velocidad
en que deberían volar, poniéndose así en marcha algo nunca antes visto
en Sudamérica, cubiertos en el manto de la noche.
“EL AVIÓN FANTASMA”
La
información del vuelo nocturno de Martino y Von Zastrow recorrió las
posiciones paraguayas en batalla, quienes comentaban entusiasmados la
noticia, por ello empezaron a volcar sus miradas hacia el oscuro cielo,
expectantes por ver pasar la nave.
Fue así, que en la madrugada
del 22 de diciembre de 1934, el Chaco en disputa fue testigo de una de
las más brillantes tácticas aéreas paraguayas; las bombas de 400 kilos
caían una detrás de otra sobre las posiciones bolivianas, quienes en
vano intentaban repeler la nave con las metralletas, apuntando a un
verdadero fantasma, mientras las potentes explosiones destruían todo a
su paso.
“A cada bomba de nuestro avión que explotaba, como un eco
respondía los gritos de algarabía de nuestros soldados. No se durmió
más… Los mosquitos parecían que se unían a nuestra alegría ya ni
siquiera picaban”, rezan las crónicas de la época recogidas en el libro
‘Semblanza de un héroe’, del 50° aniversario de la defensa del Chaco
paraguayo.
Una hora después, aún amparado en la oscuridad de la
madrugada, el Macchi 18-R5 regresaba triunfante observando desde las
alturas la celebración de los soldados paraguayos a su paso.
El
resultado: las potentes bombas acabaron con las instalaciones bolivianas
de Vitriones y Guijarro, y también destruyeron la moral de parte del
ejército enemigo, quienes no esperaban un ataque aéreo en plena noche.
Los
intrépidos aviadores, Martino y Von Zastrow, llegaron de nuevo hasta la
base de Bahía Negra, donde los recibió el coronel Brizuela, y en un
breve encuentro les expresó su satisfacción por el éxito de la misión,
que se convirtió en una de las mayores victorias de la Aviación
paraguaya e toda su historia.
Fuente: ABC
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