The Killers en Paraguay: El día santo del indie rock
Con sencillez y de manera contundente The Killers dejó otro documento inalterable en el ya extenso inventario de conciertos en nuestro país. La banda de Las Vegas necesitó nada más que una hora y media de show para emocionar, deslumbrar y encantar a las 25.000 personas que se dieron cita.
The Killers presentó un show de una hora y media de duración en el Jockey Club Paraguayo. Foto: David Quiroga |
Elías Piris
epiris@uhora.com.py | Twitter: @eliaspiris
El
viento fresco otoñal levantaba la polvareda del Jockey Club mientras
los portones se abrían y los fanáticos de la vieja guardia ocupaban sus
espacios. El público paraguayo parece haberse acostumbrado cómodamente a
los grandes conciertos y es cada vez más exigente.
Las
expectativas eran grandes, ya que la banda estadounidense supo como
introducir al mercado de la música la calidez y oscuridad de los acordes
menores del indie rock con la atmósfera onírica de los sintetizadores y
la dulce voz amiga de Brandon Flowers, un carilindo con apariencia de
niño bueno que hace las veces de "frontman".
La espera tuvo como música de fondo a los dj's paraguayos Cuak y Nati Doljak.
Luego
lo de siempre, unos cuantos ajustes a los instrumentos, los asistentes
afinando cuerdas, gritos de ansiedad cada vez que luces amagaban
apagarse.
Minutos
antes de las 21:30 un instrumental daba la bienvenida a un The Killers
que se propuso comenzar con un viejo conocido, Mr Brightside para
ganarse de entrada el visto bueno de todos aquellos que tienen instalada
en el subconsciente la frase "It was only a kiss".
Después
de girar por la fría Europa, Brandon, Dave, Mark y Ronnie parecieron
sorprenderse gratamente con la energía y la calidez de los
sudamericanos.
Siguieron
con "The Way It Was" en la que un distendido y sonriente en todo
momento Flowers aprovechó para tirar la primera rosa al encantado
público. "Quiero cantar en Paraguay", improvisaba sobre la letra
original, los aplausos no se hicieron esperar.
Fue
turno de "Smile Like You Mean It" y el penetrante sonido se conjugaba
con una batería de tempo rígido, columna vertebral de la banda junto con
la calidez de las guitarras y un bajo que sonaba funk, tocado como
rock.
No
hubo pausas ni respiros, la intensidad no disminuyó como fiesta pagana
en pleno día santo. Siguieron Miss Atomic Bomb y Human, cantadas desde
comienzo a fin.
Brandon
se paseaba por la tarima de un lado al otro sonriente, irradiando
felicidad como un niño haciendo de las suyas con el consentimiento de
todos.
El
desenfrenado baile llegó con "Somebody Told Me", que en algunas partes
toma prestado el ritmo de la música disco, otra de las transgresiones
del rock alternativo que se conjuga estilísticamente con nada y todo al
mismo tiempo, siendo este su principal encanto.
¿Bailamos?, se preguntó Flowers. ¡Cómo no señor, lo que usted mande! y sonó Flesh and Bone, para seguir moviendo esqueletos.
Siguió
el sencillo pero atractivo riff de guitarra de "The Reasons Unknown"
donde un sobrio pero preciso a rabiar David Keuning tuvo su momento de
gloria.
The
Killers demostró además que no solo de clásicos vive el hombre y un
claro ejemplo fue la gran aceptación que tuvieron las piezas de su
último material Battleborn como "From Here On Out" donde todos
respondieron el clásico "hey, hey, hey", onomatopeya que significa
interacción entre artista y espectador.
La
marcha disminuyó un poco con los arpegios de guitarra de "A Dustland
Fairytale" para dar paso a otro hit de las radios: "Read My Mind".
Continuaron
con "Runaways" y "All These Things That I've Done", con una banda
brillando ahí arriba y no precisamente por el impecable juego de luces.
Parecía
que llegaba el momento de decir adiós y ante eso la vieja fórmula que
nunca falla: "Olé, olé, olé, olé...Killers, Killers".
Aparecieron
con los clásicos gritos que eso conlleva. Arrancaron la parte final
con "This is Your Life" y la voz de Brandon intacta. Esa aparente
fragilidad se borra y por completo cuando se deja poseer por la música.
El
cierre fue un regreso a las raíces, al sonido con el que esta banda
salida de un garaje innovó y puso al mundo de cabeza. Sonó "Jenny Was a
Friend of Mine" con esa introducción de bajo que también uno guarda en
lo más profundo de los recuerdos. Mérito de quien sabe lo que hace...
Tocaba
despedirse de la mejor manera. "Estamos desde el 2003, recorrimos mucho
en estos últimos años y jamás pensamos que estaríamos tocando en
Paraguay", exclamó Brandon Flowers ante el generalizado festejo.
Un
poco de pirotecnia y papeles al aire fueron el telón de fondo para
"When You Were Young", el postre festejo en la medida justa.
Así el martes llegaba a su inevitable final, un día que pasa a ser el "santo ára" del indie rock.
¡Bien logrado The Killers!
Fuente: ultimahora
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